
El acuerdo histórico sobre Gibraltar: un ejemplo de lo que la Unión Europea puede conseguir, si se pone manos a la obra para solucionar problemas
Julio 1, 2025
Tres artículos a resaltar del diario “El País”: El analista político Andrea Rizzi titulaba una columna suya “Cómo los señores del caos hunden el mundo”, llegando a la conclusión que “Trump, Putin, Netanyahu y Jameneí son líderes diferentes, pero comparten la disposición a desestabilizar sin escrúpulos el tablero global y saltarse normas e instituciones para hacer avanzar intereses imperialistas, nacionalistas y personalistas”. En este panorama desalentador, Aurora Mínguez, otra analista distinguida, se lamentaba que Europa fuera solo “pura espectadora de las tragedias”. Para concluir que en la Unión Europea “seguiremos hablando de desregulaciones, economía verde y ampliaciones hacia países que aspiran a formar parte de nuestra envidiable e innegable irrelevancia”.
¿Somos tan irrelevantes como nos pinta Aurora Mínguez? En mi opinión, que la UE no pertenezca a los señores del caos, que no tenga ninguna responsabilidad en esa desestabilización del tablero global y que siga siendo un referente mundial de convivencia, bienestar, democracia y Estado de derecho, no es en principio una mala noticia. Sí que haya problemas externos e internos por resolver que urgen.
Haría bien Bruselas en concentrar sus esfuerzos, por ejemplo, en la puesta en marcha de las reformas propuestas por los italianos Mario Draghi y Enrico Letta para mejorar la competitividad de la Unión. El periodista Andreu Missé criticaba en el tercer artículo destacable que “Europa tiene los mejores diagnósticos que conducen al mismo fin: más integración económica con consenso social. Pero pasa el tiempo y parece imposible derribar las fronteras para superar los planteamientos nacionales y acometer proyectos de dimensión europea”.
“Según Andreu Missé, en un mundo condicionado por los planes del presidente norteamericano Donald Trump de ponerle trabas al comercio mundial, la reindustrialización europea “en sentido amplio de la palabra debe ser en principal motor de la transformación del modelo productivo”
Quizás ahora, que Draghi va a recibir el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2025, resaltando el jurado su “figura clave en la defensa de la integración europea y la cooperación internacional”, sus recetas para que las empresas europeas recuperen la competitividad internacional regresen a la lista de prioridades urgentes de Bruselas. Según Andreu Missé, en un mundo condicionado por los planes del presidente norteamericano Donald Trump de ponerle trabas al comercio mundial, la reindustrialización europea “en sentido amplio de la palabra debe ser en principal motor de la transformación del modelo productivo”.
Un ejemplo de que Bruselas sí tiene todavía la capacidad de fomentar pactos en beneficio de sus ciudadanos, es para mí el acuerdo político al que han llegado la Comisión Europea, el Reino Unido y España sobre las futuras relaciones de Gibraltar con la Unión Europea tras el Brexit. Una noticia que solo acaparó muy pocos titulares en los medios, por muchas otras preocupantes con las que tenía que concurrir. Después de décadas de conflictos se derriba una Verja que impedía que 10.000 españoles y 5.000 gibraltareños cruzasen libremente de un lado al otro para trabajar.
Las policías españolas y gibraltareñas harán un doble control en el puerto y aeropuerto del Peñón, que se abren así a una actividad mucho más dinámica, garantizando al mismo tiempo algo que parecía imposible de conseguir: que el Espacio Schengen, el Mercado Único de la UE y la Unión Aduanera del Peñón con el Reino Unido sean compatibles. Se ha acordado una convergencia de impuestos entre Gibraltar y España, para evitar las distorsiones actuales en el IVA, así como en los impuestos sobre tabaco y de sociedades.
El acuerdo garantiza la plena autonomía operativa de las instalaciones militares del Reino Unido en Gibraltar, igual a la que tienen los Estados Unidos de América en su base naval en Rota y aérea en Morón de la Frontera. Y salvaguarda las posiciones jurídicas del Reino Unido y España en materia de soberanía y jurisdicción sobre Gibraltar, hasta hoy vigentes. Falta el desarrollo del texto legal, que puede ser complicado en algún que otro detalle, pero que, por la voluntad política de todas las partes, no debería contener escollos insalvables.
Si Bruselas puede añadir a la merecida medalla por facilitar el acuerdo político sobre Gibraltar una segunda, por haber logrado ponerle fin a la guerra comercial iniciada por Donald Trump, estoy seguro que ganará adeptos a la causa europeísta. Aunque, según los expertos, será difícil volver al punto de partida. Algunos aranceles como los ya implementados por parte de Washington para acero, aluminio y automóviles seguirán probablemente en vigor, lo que inevitablemente llevará a una respuesta de la UE, decretando trabas a las importaciones de los Estados Unidos de América. Parece que a más tardar el 9 de julio saldremos de dudas. ¡Veremos!
Carsten Moser
Períodista y Economista
Amigo – Foro de Foros

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