Un impuesto mínimo en sociedades por Ramón Jáuregui

La idea no es nueva, pero ha cobrado fuerza porque la Secretaria del Tesoro Janet Yellen acaba de sugerirla, anunciando que la propondrá al G-20 «…y trabajar con otros países para acabar con las presiones de la competencia fiscal y la erosión de la base fiscal en las empresas». Los EEUU plantearán esta idea también al FMI y al Banco mundial.

Hace ya algunos años que se están comprobando varias cosas preocupantes:

  • Las empresas buscan jurisdicciones con baja fiscalidad para instalar sus sedes centrales y concentran artificiosamente sus ingresos en esas sedes, negociando con esos países una fiscalidad mínima , cercana a cero en algunos casos (Luxemburgo, Irlanda, etc).
  • Crece la ingeniería fiscal que aprovecha la globalización y permite bases del impuesto de sociedades muy bajas mediante la interacción de las disposiciones fiscales nacionales y la red de Convenios fiscales entre estados y con empresas (tax Rullings).
  • Los tipos fiscales de Sociedades han ido reduciéndose en todo el mundo en los últimos años por las crisis económicas y por la expansión ideológica del axioma neoliberal de la reducción de las tasas fiscales como motor económico.
  • La economía digital ha acentuado estas tendencias por la dificultad de las Haciendas nacionales para calcular los beneficios nacionales y recaudar de empresas globalizadas en la red.

La consecuencia de todo ello es que el ingreso fiscal por sociedades se ha reducido, de media, a la mitad en los últimos diez años en casi todo el mundo. Que las empresas multinacionales pagan mucho menos que el resto de las empresas nacionales  y que muchas tecnológicas no pagan nada o muy poco.

Los esfuerzos para armonizar la base del impuesto (BEPS) se han encontrado con enormes dificultades técnicas en el seno de OCDE y con la feroz oposición de la anterior administración norteamericana. De ahí surgió la idea de establecer un tipo mínimo del impuesto, para evitar que la Planificación Fiscal Abusiva vacíe este ingreso, y son varios los países europeos que tratan de establecerlo en sus leyes fiscales, España entre ellos.

El cambio copernicano de la Administración Biden es esperanzador, porque nada era posible con la oposición USA, y todo será posible con ellos. La Sra. Yellen afirmó que era necesario terminar con la carrera a la baja de este impuesto en los últimos 30 años y evitar que las grandes empresas busquen jurisdicciones con baja fiscalidad o nula cooperación. Mucho más, añado, en tiempos en los que la ciudadanía reclama servicios públicos de calidad (sanitarios , especialmente) y esfuerzos internacionales contra los riesgos de otras pandemias en un ecosistema amenazado.


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