Señalar al pensionista

Señalar al pensionista

Señalar al pensionista

La guerra de generaciones ha sustituido a la guerra de clases, y todas las miradas están puestas, como es habitual, en el segmento de los jubilados. Señalar al pensionista no es algo nuevo.

En contraposición a la célebre película No es país para viejos, el mundo occidental está derivando hacia una especie de Solo es país para viejos. Es la conclusión que se puede extraer de la evolución de las rentas en España en los últimos 20 años, que atiza el fuego del rencor intergeneracional entre la población. La guerra de generaciones ha sustituido a la guerra de clases, y todas las miradas están puestas, como es habitual, en el segmento de los jubilados.

Según la Encuesta de Condiciones de Vida, elaborada anualmente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la renta de los mayores de 65 años se ha incrementado un 35% entre los años 2008 y 2022, y ya es la franja de edad con más ingresos. La renta media por persona de los jubilados es de 15.868 euros, mientras que entre los trabajadores es de 14.785 euros, un 18,5% más elevada que hace quince años. Es decir, ha crecido solo la mitad.

La distancia se puede agravar un poco más este año, pues un 70% del nuevo gasto social previsto en los Presupuestos Generales del Estado de 2023 está destinado a pensiones, que se verán revalorizadas un 8,5% en base a la evolución del Índice de Precios al Consumo (IPC). Angel Martínez Jorge, Toni Roldán y Jorge Galindo, investigadores principales de EsadeEcPol, advierten de ello en un informe sobre los riesgos del actual sistema español de actualización de pensiones, que asocia las pensiones a la evolución del IPC, a diferencia del resto de países de su entorno, que toman además otras variables como la evolución demográfica o el crecimiento de la economía.

Dicen los economistas de EsadeEcPol que el actual sistema relega el objetivo de equidad entre generaciones y citan a la Airef, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, que estima que, de seguir así, en 2050 el gasto en pensiones pasará al 17,4% del PIB, frente al 11% actual, un gasto muy superior a la previsión del resto de países europeos. Es más, el hecho de revalorizar las pensiones sin discriminar en base a ingresos provocará que los pensionistas que integran el 30% de la población española más pobre recibirán solamente un 13% de la revalorización, mientras que los pensionistas que se sitúan entre el 10% de españoles con mayor renta lograrán un 21,2%. Los parados son quienes más crudo lo tienen: su renta media se ha visto incrementada solo un 9,1%, y el riesgo de caer en la pobreza de este colectivo sube hasta situarse en el 41,7%.

En esta dinámica en la que los pensionistas salen siempre favorecidos por las políticas económicas se cuece el agravio del resto de la población, principalmente la comprendida entre los 30 y los 65 años. Según a Encuesta sobre Opinión Pública y Políticas Fiscales, que realiza cada año el CIS, en el año 2019 solo un 3,9% de los españoles de 25 a 34 años y un 0,5% de los de 18 a 24 consideraban que se destinaban demasiados recursos a la Seguridad Social y las pensiones; en 2022, la última edición disponible, esa cifra había aumentado hasta el 7,4% y el 7,2% respectivamente, antes de la última reforma.

El dedo no solo señala a los pensionistas, sino a los trabajadores en edades cercanas a la jubilación. A ellos también se les afea que acaparen las mayores rentas al monopolizar los puestos directivos durante su cada vez más extensa vida laboral. Lo señala el estudio Países para viejos: un análisis de la brecha salarial por edad, elaborado por los economistas Nicola Bianchi y Matteo Paradisi en el año 2022. “El aumento de la brecha salarial entre trabajadores mayores y jóvenes se debe principalmente a un cambio en sus posiciones relativas en la distribución salarial. (…) Los resultados adicionales corroboran la hipótesis de que una mayor oferta de trabajadores mayores con vidas laborales progresivamente más largas perjudicó las carreras de los trabajadores más jóvenes”, concluyen los investigadores, que han utilizado datos sobre 28 millones de trabajadores y 3,7 millones de empresas en Italia y Alemania y datos de encuestas en 19 países de altos ingresos, para mostrar que los  salarios de los trabajadores mayores han estado creciendo a un ritmo mucho más rápido que el salarios de los trabajadores más jóvenes durante las últimas tres décadas. Bianchi y Paradisi subrayan que la brecha generacional se debió a la dificultad de los trabajadores más jóvenes para llegar a la parte superior de la distribución salarial (brecha de rango), más que a cambios en los salarios medios pagados por diferentes trabajos (brecha distributiva).

El problema, dicen los investigadores, no es que los jóvenes arranquen con salarios más bajos, pues eso ha ocurrido siempre y es de sentido común, sino que sus bajos salarios se prolongan hasta la edad madura (más allá de lo 30 años) debido a la extensión de la vida laboral de sus jefes, que ejercen, dicho llanamente, de tapón. Y no tiene las mismas implicaciones cobrar poco con 25 años que con 35, edad a la que se toman algunas de las las decisiones más importantes de la vida, como tener hijos o comprar una vivienda. En la tesitura actual, muchas personas se sienten financieramente incapaces de formar una familia o comprar casa, un hecho que explica la actual crisis demográfica y patrimonial.

Es evidente que los pensionistas han ejercido tradicionalmente una redistribución invisible de las rentas, clave para el equilibrio social mediante la ayuda financiera o de servicios al resto de la familia (cuidar de los nietos, sin ir más lejos). La necesidad de unas pensiones justas y suficientes es un factor que no hace falta defender. Sin embargo, la acumulación de indicadores económicos tan favorables a ese segmento de población, en un tiempo de zozobra que se prolonga ya por más de quince años, está despertando en España sentimientos de agravio y una sensación de enfrentamiento que, pese a estar extendido en otros países desarrollados, no había llegado a calar en nuestro país

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