El pasado 9 de octubre de 2018, Foro de Foros organizó la Conversación Intergeneracional “Impacto Social: Robin Hood también sabe de Business ”.
Las empresas, en el desarrollo de su actividad, generan impactos, tanto negativos, como positivos sobre la comunidad a la que pertenecen. La huella social se produce por las decisiones de negocio que se toman en el desarrollo de la actividad empresarial, vinculadas a la creación de empleo, la política de compra-venta, construcción de oficinas, etc. En definitiva, cualquier actividad de inversión en la sociedad.
Generar impacto social se ha convertido en uno de los principales retos empresariales a corto y medio plazo, pero fundamentales de cara al futuro. La sociedad actual muestra, cada vez más, una sensibilidad hacia los problemas sociales y medioambientales. Por ello, sus valores personales se trasladan a su actividad de consumo.
Esta situación está generando un debate en torno a la definición de impacto social y emprendimiento social. Es necesario reformular estos conceptos para dejar clara la actividad de las empresas en esta materia y poder apostar de cara al futuro en ella.
Para que puedas forjarte tu propio criterio y conocer la mayor cantidad de puntos de vista sobre este tema, hemos recopilado lo más interesante de la sesión.
¿Cómo se genera y mide el impacto social?
Auara es uno de los mejores ejemplos de impacto social. Como empresa, según nos contó Antonio Espinosa de los Monteros, tienen la misión de llevar agua potable a países en vías de desarrollo. Esta empresa social trabaja los niveles de pobreza más graves que existen, la falta de agua potable. La generación de impacto social que elaboran está diseñada con una perspectiva a largo plazo, apoyando la creación de infraestructuras con un seguimiento continuo del proyecto.
A pesar de experimentar los niveles de pobreza materiales más extremos, el fundador de Auara, llevó el impacto social a otra de sus vertientes, en este caso más cercanas, al menos geográficamente. Señaló la importancia de combatir la pobreza espiritual, algo en lo que el resto de ponentes estuvieron de acuerdo. Es necesario trasladar a las acciones diarias de nuestras empresas la satisfacción personal, sentir que nuestro trabajo tiene sentido. En este punto nuestros conversadores estuvieron de acuerdo en que esto, también, es impacto social.
Desde una perspectiva más académica, Borja Santos, nos explicó la evolución de la medición del impacto social que desarrolló en la Agencia Española de Cooperación. La más común era la obtención de resultados a través de los datos que se obtenían de las facturas y justificantes que presentaban las organizaciones. Esta medida ocasionaba problemas, puesto que aunque hubiese una justificación de gastos de un proyecto, muchas veces no resultaba útil o efectivo. Al ver estas carencias se produjo una transformación en la medición y la financiación de estos proyectos, los cuales se empezaron a realizar a través de resultados. Si los estados observaban que los proyectos realizados tenían éxito y funcionamiento a largo plazo, éstos dotarían de más financiación a proyectos futuros.
¿Es necesario formular un marco legal alrededor del impacto social y el emprendimiento social?
Nuestro moderador, Daniel Lobato preguntó a nuestros conversadores si era necesaria la presencia de un esqueleto jurídico que regulase las empresas sociales. En este punto se llegó a una cuestión muy interesante de la conversación: la necesidad de definir de forma rigurosa qué es una empresa social. Nuestros participantes estaban de acuerdo en que actualmente hay una tendencia a confundir el concepto “empresa social” y “empresa socialmente responsable”. Esclarecer esta diferenciación podría hacer que las empresas sociales disfrutasen, por ejemplo, beneficios fiscales acordes con la labor que realizan.
En este punto, el fundador de Óscar Pérez, señaló que la clave para entender esta diferenciación y para el desarrollo de este tipo de empresas se encontraba más en el sistema educativo que en el jurídico. Pérez, afirmó que es necesaria una implantación de estos conocimientos en diferentes disciplinas académicas para un mejor desarrollo de las actividades que giran en torno al impacto social y sobre todo, para evitar lo que ha estado ocurriendo hasta ahora: hacer negocio con la pobreza.
Por su parte, Ignacio Razquin, creador de la iniciativa “Inaka”, incidió en la importancia de trasladar a los jóvenes la idea de emprender socialmente. Siguiendo la línea de Óscar Pérez, resaltaba la necesidad de la educación en emprendimiento social, advirtiendo, además, que en el emprendimiento social a pequeña escala nunca ha habido problemas de financiación.
¿Qué actitud y valores debe tener un líder social?
La importancia del impacto social es una de las tareas pendientes que les queda a las empresas por desarrollar y por ello debe haber un debate que reformule la figura del líder empresarial convirtiéndolo en un líder social.
Desde perspectivas muy diversas, nuestros conversadores incidieron en la importancia de poner en crisis el concepto del éxito y la necesidad de reformular un nuevo significado para él. Es necesaria una reflexión interna de qué es lo que realmente queremos y qué queremos aportar en el mundo para que el impacto social y el emprendimiento social sean las formas empresariales del futuro.
Además, se mencionó la opción de quitarse la mochila de la creación de emprendimiento y pasar a otras formas de colaboración, donde no necesariamente uno sea creador de iniciativas que creen impacto social. Existe la posibilidad de ser partícipe de esto uniendo fuerzas con aquellos proyectos ya existentes que nos parezcan interesantes en los que participar.
¿Será suficiente la acción individual para conseguir estos propósitos o serán las grandes corporaciones las que tengan que dar el primer paso para conseguir un impacto social real? Los retos que esta situación plantea marcarán un antes y un después en la actividad empresarial. Pero… ¿es necesario explicar antes el origen de la pobreza?
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