¿Dónde y Cuándo?
ACT LEGAL
C/ Ayala, 11 – 4ª Pl. – Madrid
Jueves 14 de Noviembre, 2024
19:00h – 20:30h
Se publicaba el pasado 10 de octubre, el artículo de Food For Thought, bajo el título “En favor de la humildad”.
Sobre él hablaremos el día 14 de Noviembre en nuestro siguiente encuentro de Entre Vinos Conversamos (EVC) y será un buen momento para analizar cada uno, en la intimidad de nuestras conciencias, nuestros niveles de humildad intelectual.
Sin duda, me apunto a ese apoyo de la humildad por su grandísimo valor en múltiples ámbitos de nuestra vida. Y para dar a este apoyo un valor universal conviene aclarar que la humildad no necesariamente implica una falta de firmeza en la defensa y protección de aquello que consideramos adecuado, justo o que nos corresponde, pues las actitudes humildes no afectan al criterio, sino al cómo nos relacionamos con ese criterio nuestro y, por tanto, cuál es nuestra emocionalidad en la relaciones con quienes mantienen otras visiones o criterios.
La humildad intelectual nos hace verdaderamente libres, pues nos libera de la esclavitud de nuestros egos, permitiéndonos cambiar y enriquecer nuestra opinión, aceptar otras visiones y por supuesto también mantenernos firmes en lo que pensamos cuando ningún buen argumento o razón nos hace cambiar. Quien sufre de arrogancia o soberbia intelectual (como algo contrario la humildad) estará privado en gran medida de esas posibilidades de cambiar de opinión o criterio, permaneciendo esclavo de lo que ya ha dicho, de sus creencias arraigadas y muchas veces de sus simples apariencias.
Creo que las personas más grandes en un sentido integral son aquellas que con absoluta humildad se observan como pequeñas en este mundo tan enormemente complejo y donde lo que se sabe, a pesar de ser mucho, es nada en comparación con todo lo que no se sabe y se podrá algún día saber. Ante nuestro enfrentamiento con lo que podríamos llamar la verdad o el conocimiento para juzgar y valorar las cosas, es la humildad la que nos hace grandes por regalarnos la capacidad de comprender nuestras propias visiones, las de los demás e incluso una perspectiva por encima como observadora disociada de las otras dos y con tinte escéptico o de gran ignorancia. Es precisamente ese espacio de ignorancia donde se encuentra todo lo que todavía no ha sido creado, pero puede ser objeto de creación por nosotros mismos.
Bajando a un plano más mundano y para invitar a la reflexión a los lectores y a los participantes en nuestra próxima sesión de EVC, me atrevo a señalar una serie de ventajas de las que gozan quienes son capaces de ser y vivir en actitudes intelectuales humildes:
Tras mencionar las ventajas, parece necesario referirse a los posibles inconvenientes o desventajas de vivir con actitudes humildes. Algunos pueden pensar que la humildad está asociada a la renuncia y a la flexibilidad de criterio para relajar sus posiciones para la adopción de decisiones o para juzgar y administrar justicia. Pero creo que ello es un error, pues la humildad es perfectamente compatible e incluso buena aliada del coraje para la defensa de aquello en lo que uno verdaderamente cree. Pues no es la flexibilidad el rasgo derivado de la humildad sino la disposición a escuchar y valorar otras visiones antes de tener una posición final. Por ello, me atrevo a pronunciarme en el sentido de que la práctica de la humildad, bien entendida y ejercida no supone ninguna desventaja ni en el plano de consecución de objetivos y resultados en nuestra vida, ni en el de la calidad o el bienestar con el que nos enfrentamos cada día a nuestros destinos.
Seguramente, al leer lo hasta ahora escrito, muchos pensarán que este contenido resulta muy ingenuo pues, lamentablemente, en nuestra sociedad existen múltiples personas en los puestos de poder y éxito en las que la humildad intelectual tiene poca presencia y en las que, por el contrario, el alardeo, la imposición, la arrogancia, la soberbia … parecen haber contribuido al éxito de sus carreras. Incluso me atrevo a pensar que en la estadística de perfiles en las posiciones de más poder seguramente hay más de estas malas características que de humildad. No obstante, manteniendo mi terquedad de forma poco humilde en defensa de la humildad, estimo que ello no es un problema de la humildad, sino de la falta de coraje de una gran parte de la sociedad permitiendo el juego y la escalada profesional de la arrogancia, la soberbia y el alardeo de las simples apariencias. Son prácticas que, ante la tolerancia del entorno, pueden producir frutos individuales a quienes así escalan, pero con un deterioro importante del colectivo en el que se producen, ya sean empresas, sociedad o la política.
Decía Einstein, que el problema no es que haya personas malas en el mundo, sino que los de su alrededor toleren sus maldades. Algo similar me gustaría que pensáramos en relación con la falta de humildad. Creo que, como sociedad, es tiempo de empezar a exigir a nuestros líderes en cualquier ámbito actitudes más humildes que permitan aproximarnos más a la búsqueda de la verdad y al consiguiente bienestar. Detrás de la humildad suele haber sustancia, pero la arrogancia y la soberbia suelen estar huecas por dentro.
Tras estas reflexiones, invito a los asistentes a nuestra próxima conversación del día 14 de noviembre a hacer su propio ejercicio de reflexión e introspección para compartir o discrepar de las anteriores posiciones con objeto de propiciar una nueva conversación, como siempre cargada tanto de valor intelectual como de expresión de sentimientos, emociones y preferencias personales.
Sabiendo que ser humilde no es nada fácil, espero que no se haga difícil el trabajo.
ACT Legal
C/ Ayala, 11 – Madrid
Copyright © Forodeforos – Todos los derechos reservados