Entre Vinos Conversamos _ Octubre 2023

¿Cuál es la última vez en la que verdaderamente te has asombrado? ¿Qué es lo que te produjo el asombro y qué recuerdo tienes de su vivencia?

El pasado 5 de octubre el Food For Thought  El poder del asombro – Foro de Foros   nos sacaba de nuestras rutinas habituales para hacernos pensar sobre el asombro.  El tema bien merece la pena por el enorme poder de crecimiento y transformación que nos produce el verdadero asombro. Y de ello tenemos intención de conversar en nuestro próximo encuentro el 31 de octubre.  

El asombro se asocia con lo inesperado, con cierta sorpresa, con el descubrimiento de algo desconocido, más allá de lo imaginable, con el ensanchamiento de nuestras miradas y perspectivas, con la ampliación de lo que somos capaces de concebir… La experiencia vivida con el asombro es difícil de describir, pero sin duda nos provoca una sensación de satisfacción por darnos mayor comprensión de aquello relacionado con lo que nos ha procurado el asombro. Además, nos ayuda a retener de forma duradera el aprendizaje de la novedad vista y vivida con el asombro, pudiendo por ello decirse que el aprendizaje a través del asombro es un aprendizaje transformador. Los registros emocionales que se nos quedan grabados serán mayores cuanto mayor sea nuestro nivel de asombro y por ello, como registros indelebles, de una u otra forma condicionan nuestro futuro.

Puede decirse que el asombro es también el premio a la actitud curiosa de quien busca y presta atención a las cosas con el afán de comprenderlas y entenderlas. Es la curiosidad la que nos lleva a explorar lo desconocido, lo que todavía no hemos descubierto o lo que ni siquiera podemos imaginar que existe. Y es el asombro, cuando se produce, el que nos dice y nos hace sentir que hemos crecido, que hemos reducido, aunque sea mínimamente, el enorme universo de todo lo que desconocemos, de lo que no podemos comprender o del misterio. Es un crecimiento que se manifiesta a través de un incremento de nuestra consciencia, de nuestra capacidad de comprender las cosas y de concebir y vivir con nuevos paradigmas desvelados precisamente a través de nuestro asombro.

¿Se ha perdido la capacidad de asombro en nuestra sociedad? La trepidante velocidad del permanente cambio, del desarrollo de las tecnologías junto con la saturación de creatividades en todos los ámbitos podría llevarnos a pensar que hoy ya es difícil asombrarse con nada. Los escándalos y sin sentidos que vivimos recurrentemente en nuestra sociedad nos pueden también llevar a pensar que ya es muy difícil asombrase ante nada, ya se trate de cosas buenas o malas. Quizá pueda pensarse que si nuestra capacidad de asombro efectivamente se hubiera reducido ello provocaría una reducción de nuestra capacidad de registrar información valiosa en nuestro cerebro a través del asombro.

De alguna forma, la reducción de la capacidad de verdadero asombro se ve reducida por el impacto de la nueva industria del asombro que ha nacido a través de aplicaciones como Tik Tok e Instagram que parecen diseñadas para secuestrarnos en un asombro continuado con los mini  videos o  reels encadenados. ¿Es acaso positivo para nuestro crecimiento el mini asombro que nos produce cada video? O por el contrario ¿se trata de una comoditización del asombro que está  atrofiando nuestra verdadera capacidad profunda de asombro?

Posiblemente en nuestra sociedad está muy extendida la banalización o superficialización del asombro a través de esa industria del asombro. A ello contribuye también el recurso de negar la asombrosa realidad ante el escepticismo que nos produce la abundancia de asombrosas fake news que nos llevan a no dar credibilidad a lo que vemos o escuchamos.

Sea cual sea el estado de salud de nuestra capacidad de asombro en la sociedad de hoy, es una obligación de todos trabajar en fomentarlo, pues es la curiosidad en combinación con el asombro el mejor motor para nuestra evolución y crecimiento como personas y consecuentemente como sociedad. Un asombro que no solo debería provenir de la búsqueda de extraordinarios y asombrosos hechos sino, precisamente, a través de la capacidad de asombrarnos al prestar atención de calidad a lo pequeño, a lo ordinario, a lo cotidiano, pues en lo pequeño es donde está la mayor belleza. Solo asombrándonos ante nuestra plena y consciente presencia y atención ante lo ordinario y presente podremos doblegar el deseo interminable de impactantes, continuas y asombrosas novedades evitando con ello que tal deseo nos expropie nuestra vivencia en el presente.

Nuestra propia introspección para sacar fruto y aprendizaje de nuestros asombros vividos constituye la mejor fuente de enriquecimiento o crecimiento personal. No la desperdiciemos. Y para ello refrescad, por favor, vuestros verdaderos asombros recientemente vividos pues ellos serán la mejor materia prima para nuestra próxima conversación del 31 de octubre.

Nos vemos pronto para compartir nuestros asombros