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Entre Vinos Conversamos _ Noviembre 2023
noviembre 28, 2023 @ 19:00 - 20:30
¿Dónde y Cuándo?
ALEDRA LEGAL
C/ Ayala, 11 – MADRID
28 de noviembre, 2023 – 19:00h,
Nos vemos el próximo martes 28 de Noviembre, 2023 en una nueva sesión de EVC(Entre Vinos Conversamos). Para ella, será difícil encontrar algún otro tema que pueda llevarnos a más preguntas, cuestionamientos dudas y desconciertos como los que me vienen a la cabeza al leer el Food for Thought del día 9 de noviembre publicado bajo el título Jóvenes con ecoansiedad.
La mirada a este tema, relacionado con el omnipresente cambio climático, exige contextualizarlo y relacionarlo con muchas otras problemáticas y complejidades que concurren hoy en nuestra sociedad, constituyendo por ello el tema un fantástico supuesto de laboratorio para hacernos preguntas que, posiblemente, solo pueden tener respuestas sabias en el campo de los grises o las posiciones equilibradas.
Son muchísimos los ángulos desde los que debe analizarse el cambio climático, sus efectos y los posibles pasos positivos o constructivos para enderezar la situación mirando hacia el futuro. Solo haciendo un esfuerzo de comprensión e interrelación de unos y otros ángulos podremos, como sociedad, gestionar este y cualesquiera otros problemas y tensiones sociales con los que nos toca convivir.
No pretendo mencionar todos y ni mucho menos analizarlos. Por ello me limitaré a mencionar algunas de esas preguntas-reflexión que merecen en mi opinión ser valoradas si queremos huir de la simplificación, la superficialidad y la emocionalidad con las que, en general, son abordados los problemas en la sociedad:
- Abuso de juridificación: ante el supuesto que analizamos que inicia el relato con la presentación por adolescentes de una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la que denuncian el incumplimiento por los estados de obligaciones medioambientales, sorprende observar en nuestra sociedad las capacidades de explotación de los recursos jurídicos y procedimentales tanto para enarbolar todo tipo de causas como para defenderse de ataques, siempre con la explotación del arte de la narrativa y la creación de relatos de legitimidad de los ataques y las defensas en cualquier tipo de ámbito. Frente a la idea de que vivimos en un estado de derecho quizá podríamos decir cada vez más que vivimos en un “estado del abuso de derecho” en el que lo jurídico se retuerce sin pudor hasta lo extremo.
- Realidad y percepción: ¿estamos ante una ansiedad (como fenómeno) provocada por una realidad o más bien por una omnipresencia mediática de los desastres climatológicos apareciendo todos los días en prime time en la tv los ocurridos en cualquier lugar del mundo? Los resultados de uno de los estudios mencionados en el artículo indican que: “Los efectos psicológicos de las catástrofes superan en 40:1 a los efectos físicos”.
- Proliferación de reproches sin autoexigencia: ¿son siempre los demás los culpables? Y en el presente caso, ¿son coherentes los jóvenes que efectúan reproches a las generaciones anteriores? ¿han reducido los largos viajes en avión para sus vacaciones y han dejado de cambiar de móvil cada vez que pueden para reducir con ello su contribución al impacto ambiental? Seguro que algunos sí y algunos no. Pero ¿Cuánto hay de ello más allá de aquello que se hace para figurar?
- ¿Medios de información o negocio del entretenimiento?: Uno de los temas que más vende hoy informativamente hablando son los desastres naturales y su conexión con el cambio climático. ¿Qué guía la programación de los medios, las redes etc…? ¿Es la vocación de informar o más bien la de sacar algún tipo de tajada en forma de ingresos, publicidad, oyentes, seguidores…? ¿Contribuye esta constante exposición a crear un ánimo de preocupación? ¿Es equilibrado el espacio de estos temas con el de otros también con valor informativo? De entre todos los impactos informativos que llegan a nuestros ojos y oídos ¿qué porcentaje se puede decir que tiene verdadero enfoque y vocación informativa libre de sesgos e intereses de quien informa? En definitiva y sumando a ello el problema de las fake news ¿podemos fiarnos del propio criterio que nos forjamos con las noticias que leemos o escuchamos?
- Las llamadas de atención y numeritos como medio de vida: muy relacionado con el tema anterior, vivimos en una sociedad en la que conseguir llamar la atención con cualquier numerito o artimaña funciona y es eficaz para quien lo hace aun cuando ello se consiga a través de medios extravagantes y condenables legalmente. ¿Cómo puede ser que quien destroza una obra de arte en un museo siga saliendo entre las primeras noticias de todos los telediarios? ¿No estaremos entre todos premiando y alentando todo tipo de comportamientos si dan fruto a quien los promueve?
- Lo políticamente correcto y los cancelados: ¿puede hoy hablarse tranquilamente de temas sobre medioambiente y otros polémicos o más bien se va incrementando la peligrosidad social para quien no dice lo que exactamente hay que decir? ¿No estará ello provocando ello que la gente, en su fuero interno, sea cada vez más escéptica y se abandone la verdadera reflexión y el análisis objetivo y profundo de las cosas? ¿Será que la ciencia está también sesgada? Menudo lío.
- El juicio del pasado con los ojos de hoy: ¿es justo juzgar en el presente los actos cometidos hace muchos años con los criterios e información de hoy? ¿Estamos atribuyendo reproches y culpas a las personas por el solo hecho de haber vivido en épocas anteriores? ¿No es también eso lo que están haciendo algunos líderes latinoamericanos al efectuar reproches a España por la colonización exigiendo compensaciones?
- Enfermedades mentales: Desde el máximo respeto, comprensión y valoración de los jóvenes me pregunto si ¿es el perfil personal y psicológico de los jóvenes diferente hoy? ¿Son más blandos, más superficiales, menos resistentes a la frustración que los de anteriores generaciones? ¿No será también que los jóvenes se enfrentan a una sociedad en la que la supervivencia biológica la sienten y perciben asegurada pero su propósito y sentido vital son muy oscuros? ¿Podría haber en ellos un cierto paralelismo con los existencialistas que se torturan al sentir un vacío y no tener otros problemas que resolver en su vida?
- ¿Estaremos dejando de educarnos, y especialmente a los jóvenes, como personas más allá de buscar la empleabilidad? ¿Deberíamos dedicar más esfuerzo a trabajar en nuestra educación y crecimiento en el campo de la emocionalidad, el pensamiento crítico y nuestra espiritualidad como vía que tanto aquieta los desasosiegos y ansiedades?
- Simplicidad versus complejidad: ¿queremos de verdad comprender las cosas? O ¿vivimos más bien en una sociedad en la que ninguna conversación o análisis sobrevive más de diez minutos si no produce resultados y decisiones concretas y medibles? ¿Cuál es el respeto que nuestra sociedad tiene a todo lo que es abstracto y no delimitable con parámetros numéricos como son el amor, el cariño, las virtudes, la felicidad? ¿Dónde ha quedado el valor del sentido común y la sabiduría más allá de en la presencia interior de quien lo tiene o practica?
Tras esta breve y fotográfica representación de algunos ángulos o posibles perspectivas de nuestra sociedad, me pregunto si ¿es el mundo gobernable? ¿conseguiremos como sociedad ser capaces de dialogar y trabajar juntos, sobre hechos objetivos y reduciendo la confrontación, para construir y evolucionar hacia un mundo que corrija sus errores y siga mejorando sin entrar en la decadencia? (Ver debajo extracto del libro La democracia de las emociones)
Seguro que entre todos en nuestra próxima conversación el día 28 conseguiremos dar pasos en la buena dirección para enriquecer nuestras miradas.
Os esperamos con nuestro vino y un buen jamón!
Introducción al apartado PERDIDOS EN LA DEMOCRACIA DEL CAOS
Nos adentramos en otro territorio en el que la sociedad está sumida en una agitación y confusión que nos hace muy difícil comprender lo que está pasando a nuestro alrededor sin caer en la crispación o la indignación. Es el ámbito del funcionamiento de nuestro sistema socio político con su creciente confrontación en él. Nos resultan incomprensibles e intolerables muchos de los comportamientos que observamos a nuestro alrededor tales como los asaltos a parlamentos, mociones de censura, mentiras y contradicciones sin escrúpulos, indultos, retorcimientos de leyes, reglamentos y argumentos para justificar lo injustificable, okupaciones de edificios, negación de la norma general por la que un hombre es quien ha nacido con pene y mujer la que viene al mundo con vagina y útero. Y, como ello, todo tipo de planteamientos que ponen patas arriba casi todo lo que hasta ahora era lo establecido. Tenemos a su vez poca conciencia de que somos víctimas de distorsiones en nuestras miradas por estar, en general, cargadas de una subjetividad que nos lleva a todos a hablar, opinar, juzgar y en definitiva a arreglar el mundo, pero sin tratar previamente de comprenderlo. Con mayor o menor conciencia de ello, parece que nos estamos quedando sin contrato social o que los principios y valores que siempre habían guiado nuestra sociedad están hoy muy en entredicho por muchos colectivos cuyas voces se oyen con el amplificador de las redes sociales y los medios de comunicación. Parece que todo es un caos y no hay quien entienda nada.
Comprender el mundo y sus dinámicas exige pensar. Exige por tanto un esfuerzo que poca gente hoy está dispuesta a hacer al preferir vivir y opinar apoyándose solo en impresiones. Son nuestros sentimientos muy por encima de nuestra cabeza los que se expresan y juzgan las cosas sin darnos cuenta de que ello condiciona nuestras miradas al ser nosotros parte implicada, activa y pasivamente, en las cosas que le ocurren a la sociedad. Al fin y al cabo, hablar y opinar de todo cuando es para juzgar y criticar la actuación de otros se ha convertido en lo normal incluso en las cuestiones más complejas de las que entendemos poco o nada. Nos encontramos rodeados y saturados de informaciones y opiniones, casi siempre con sus correspondientes sesgos, que nos agitan y que no somos capaces de ordenar o filtrar para forjarnos un criterio informado y razonable.
Como en general hago en este libro cuando trato de hacer un diagnóstico, en este capítulo pretendo no posicionarme mucho (seguro que algo sí) en favor de unas u otras corrientes de sentimiento o de pensamiento. Lo que quiero es explicar lo que observo como fenómenos que se dan en nuestra sociedad y que nos crispan o indignan al no ser capaces de mirarlos con ojos limpios y libres de los inevitables condicionamientos que nos afectan al estar nosotros implicados. Precisamente nuestra implicación nos lleva a mirarlo todo con las gafas de nuestra historia personal lo que nos impide comprender, con naturalidad, el funcionamiento de los grupos sociales con cierta distancia. Nuestro escaso conocimiento del funcionamiento de la conducta humana y nuestra negativa a aceptar que todos (incluidos los lectores) somos seres interesados, nos dificultan mucho una limpia comprensión de los fenómenos que hoy se dan en nuestra sociedad y, ante lo que no nos gusta, nos hacen pensar que otros son los malos o culpables. Trataré por ello ahora solo de observar y será en la última parte del libro al tratar el concepto de la economía espiritual cuando mostraré mis preferencias y simpatías hacía unos y otras concepciones o jerarquías de valores en la sociedad en la que me gustaría vivir.
Maestro de Ceremonias
Aledra Legal
C/ Ayala, 11 – Madrid
Detalles
- Fecha:
- noviembre 28, 2023
- Hora:
-
19:00 - 20:30