¿Dónde y Cuándo?
ALEDRA LEGAL
C/ Ayala, 11 – MADRID
30 de enero, 2024- 19:00h.
Nos aproximamos ya a nuestra primera conversación de ENTRE VINOS CONVERSAMOS de este año que se celebrará el próximo día 30 de Enero, 2024. En esta ocasión hablaremos sobre el tema tratado en el Food for Thought bajo el título Sobreinformados
Poco puedo añadir al magnífico análisis que el Food for thought realiza sobre el mal de la infoxicación y el extendido problema que nos afecta a muchos en nuestra sociedad por la permanente distracción en busca de noticias y curiosidades para conseguir mantenernos informados o para no perdernos nada. Nos saltan alarmas y avisos de noticias, de novedades, de memes y no queremos perdernos nada. Nos esforzamos por conocer el estado de las cosas que ocurren a nuestro alrededor en el mundo entrando muchas veces en el modo defensivo de buscar, leer o pinchar en links para informarnos sin desatender nada por el miedo a quedarnos descolgados o excluidos en la conversación social. Pero cuando nuestra personalidad es ansiosa, por más que leamos, miremos y pinchemos en un sitio y en otro, nunca podremos abarcarlo todo pues, ante la infinitud de estímulos, todos los no atendidos serán siempre muchos más que los atendidos.
La abundancia de noticias nos hace a su vez más difícil estar bien informados de lo que ocurre. Queremos opinar y opinamos de casi todo a pesar de la dificultades que existen para forjarnos buen y objetivo criterio ante los distintos temas. Salvo contadísimas excepciones las noticias, novedades y estímulos en general que recibimos en internet y otros medios suelen estar cargados de sesgos o segundas intenciones para conseguir adhesiones o convertir en seguidores a los destinatarios de los mensajes, que pocas veces pueden ser calificados de verdadera información. Por ello ante el exceso de información y desinformación que nos llega por múltiples canales la realidad es que hoy la sociedad y la democracia se mueven mucho más a través de impulsos, reacciones emocionales y sensibilidades colectivas creadas a través de múltiples estímulos o interacciones, habiéndose colocado la verdadera e informada reflexión en un muy secundario plano para la toma de decisiones y para tomar posición ante los temas. (Ver extracto del libro La democracia de las emociones anexo)
Esta es nuestra realidad hoy y ello es parte del mundo que nos ha tocado vivir y que en muchos casos nos lleva a sentir frustración o ansiedad por no poder procesar toda la información que nos gustaría para sentirnos informados. Se trata de una realidad que difícilmente va a cambiar en tanto en cuanto la población en general no se haga mucho más profunda y entrene su capacidad de reflexión y análisis y sea capaz de liberarse de la ansiedad derivada del síndrome FOMO o de variedades del mismo.
Dando por asumido este pequeño mal de nuestro tiempo, pero intentando ponerle remedio psicológico, me gustaría que centraremos nuestra próxima conversación en reflexionar y escuchar ideas y consejos para poder vivir con paz y con sabiduría en este mundo inevitablemente bombardeado por estímulos. Y con ese idea, ahí van lo que considero algunas buenas pautas, que según mi criterio pueden ayudarnos a sobrevivir felizmente ante ese bombardeo:
1.-Hagámonos conscientes de que es materialmente imposible llegar a tener buen criterio para conocer realmente y poder opinar de la mayoría de los asuntos con los que se nos bombardean. Nada es más inteligente en mi opinión en este momento que estar, ante muchos temas, en disposición de manifestar que no contamos con criterio para poder opinar más allá de expresar nuestros sentimientos o reacciones sin ningún rigor analítico.
2.- Para protegernos de las negativas impresiones auto creadas de que vivimos en el peor mundo de todos los tiempos y rodeados de horrores, no dejemos nunca de ser conscientes de que se consumen mucho más las noticias malas, de crítica, de desastres, de denuncia de la mentira, la falsedad y el delito que noticias buenas o simplemente neutras que generan mucho menor atractivo periodístico. Dicho sesgo crítico y catastrofista en un contexto de saturación de noticias nos lleva a pensar que el mundo hoy está en su peor momento. Ello no es sino una falsa impresión si se compara con los mundos anteriores en el tiempo, si bien es cierto que el mundo progresa con dientes de sierra y con algunas graves crisis de civilizaciones fruto de la indigestión del desarrollo y el progreso y en este sentido es también cierto que quizá estemos cerca de uno de esos precipicios por los que podemos caer. ¡Pero ya resurgiremos si llegamos a caer!
3.- Proactiva y libremente elijamos algunos temas en los que sí nos interesa estar verdaderamente informados y en relación con ellos dediquemos tiempo y una pluralidad de fuentes para conseguir alcanzar un buen criterio. Para podernos mantener como miembros activos en la conversación social de nuestro entorno, recomiendo elegir algunos temas que sean populares sencillamente para poder participar en ella y no sentirnos excluidos. El fútbol en ese aspecto sin duda da mucho juego.
4.- Aceptemos sin complejo vivir con una gran ignorancia en muchísimos temas, pero con la tranquilidad de mantenernos serenos y con la sabiduría para observar con distancia la conversación social y saber de qué podemos y de qué no podemos opinar por carecer de criterio. Complemento de ello, para no vivir en otro planeta, pasemos a buscar la meta información que nos da la lectura de los titulares de unos cuántos medios o canales con diversas ideologías y orientaciones. Con este rápido sistema de información no obtendremos verdadera información de los temas, pero al menos sabremos de qué está hablando la sociedad y cuáles son las peleas polarizadas que existen. Esto nos colocará en una perspectiva de meros observadores de personas que se pelean y discuten en la mayoría de los casos con muy poco criterio y fundamento, sin caer nosotros en el vicio de las discusiones y confrontaciones sin sentido.
5.- Asumamos y aceptemos, sin auto flagelarnos, que no somos de piedra y que todos o casi todos tenemos la tentación de la curiosidad y por tanto el peligro de vernos arrastrados a la búsqueda de información en nuestra navegación por internet o en otros canales para buscar curiosidades o información interesante u original. Una vez aceptado, concedámonos ciertos espacios, si los necesitamos, para dedicarlos a meternos en esas espirales, pero hagámoslo siendo consciente de que estamos en momentos de evasión como cuando uno ve un programa de entretenimiento en la televisión o cuando hace crucigramas. Y eso sí, pongamos coto o límites para satisfacer ese vicio como ponemos coto al vino quiénes practicamos el placer del buen vino.
Estas son mis recetas que trato de aplicarme a mí mismo y que me encantará contrastar y enriquecer con otras de los contertulios en nuestra próxima conversación.
Nos vemos el martes 30.
Extracto del libro La democracia de las emociones (Alfredo Sanfeliz, Editorial Kolima)
“PERDIDOS EN LA DEMOCRACIA DEL CAOS
Nos adentramos en otro territorio en el que la sociedad está sumida en una agitación y confusión que nos hace muy difícil comprender lo que está pasando a nuestro alrededor sin caer en la crispación o la indignación. Es el ámbito del funcionamiento de nuestro sistema socio político con su creciente confrontación en él. Nos resultan incomprensibles e intolerables muchos de los comportamientos que observamos a nuestro alrededor tales como los asaltos a parlamentos, mociones de censura, mentiras y contradicciones sin escrúpulos, indultos, retorcimientos de leyes, reglamentos y argumentos para justificar lo injustificable, okupaciones de edificios, negación de la norma general por la que un hombre es quien ha nacido con pene y mujer la que viene al mundo con vagina y útero. Y, como ello, todo tipo de planteamientos que ponen patas arriba casi todo lo que hasta ahora era lo establecido. Tenemos a su vez poca conciencia de que somos víctimas de distorsiones en nuestras miradas por estar, en general, cargadas de una subjetividad que nos lleva a todos a hablar, opinar, juzgar y en definitiva a arreglar el mundo, pero sin tratar previamente de comprenderlo. Con mayor o menor conciencia de ello, parece que nos estamos quedando sin contrato social o que los principios y valores que siempre habían guiado nuestra sociedad están hoy muy en entredicho por muchos colectivos cuyas voces se oyen con el amplificador de las redes sociales y los medios de comunicación. Parece que todo es un caos y no hay quien entienda nada.
Comprender el mundo y sus dinámicas exige pensar. Exige por tanto un esfuerzo que poca gente hoy está dispuesta a hacer al preferir vivir y opinar apoyándose solo en impresiones. Son nuestros sentimientos muy por encima de nuestra cabeza los que se expresan y juzgan las cosas sin darnos cuenta de que ello condiciona nuestras miradas al ser nosotros parte implicada, activa y pasivamente, en las cosas que le ocurren a la sociedad. Al fin y al cabo, hablar y opinar de todo cuando es para juzgar y criticar la actuación de otros se ha convertido en lo normal incluso en las cuestiones más complejas de las que entendemos poco o nada. Nos encontramos rodeados y saturados de informaciones y opiniones, casi siempre con sus correspondientes sesgos, que nos agitan y que no somos capaces de ordenar o filtrar para forjarnos un criterio informado y razonable.
Como en general hago en este libro cuando trato de hacer un diagnóstico, en este capítulo pretendo no posicionarme mucho (seguro que algo sí) en favor de unas u otras corrientes de sentimiento o de pensamiento. Lo que quiero es explicar lo que observo como fenómenos que se dan en nuestra sociedad y que nos crispan o indignan al no ser capaces de mirarlos con ojos limpios y libres de los inevitables condicionamientos que nos afectan al estar nosotros implicados. Precisamente nuestra implicación nos lleva a mirarlo todo con las gafas de nuestra historia personal lo que nos impide comprender, con naturalidad, el funcionamiento de los grupos sociales con cierta distancia. Nuestro escaso conocimiento del funcionamiento de la conducta humana y nuestra negativa a aceptar que todos (incluidos los lectores) somos seres interesados, nos dificultan mucho una limpia comprensión de los fenómenos que hoy se dan en nuestra sociedad y, ante lo que no nos gusta, nos hacen pensar que otros son los malos o culpables. Trataré por ello ahora solo de observar y será en la última parte del libro al tratar el concepto de la economía espiritual cuando mostraré mis preferencias y simpatías hacía unos y otras concepciones o jerarquías de valores en la sociedad en la que me gustaría vivir.”
Gerente Senior, Transformación Digital – MINISTERIO DE JUSTICIA DE ESPAÑA
Aledra Legal
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