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Entre Vinos Conversamos
junio 27, 2023 @ 19:00 - 20:30
¿Dónde, cuando y a qué hora?
Café Comercial
27 junio, 2023
19:00 – 20:30h
Manteniendo las buenas costumbres, en nuestra próxima y última sesión de Entre Vinos Conversamos en esta temporada, el próximo día 27 dedicaremos un tiempo a la reflexión sobre el contenido del Food For Thought del 15 de junio (La adicción infinita – Foro de Foros) sobre la adicción a la que nos somete el scroll infinito en las RRSS y que nos impide abandonarlas al hacerse interminable la aparición de un contenido tras otro y otro apareciendo cada uno antes de digerir el anterior. Se trata sin duda, una vez más, de la explotación de la inevitable curiosidad humana, por una parte, que nos empuja y tienta a ver las cosas que se asoman delante de nosotros, en combinación con ese miedo tan especialmente moderno y propio de una sociedad que vive de cara a la galería y que con acierto se ha denominado FOMO (fear of missing out) o temor a perderse algo.
Desde el punto de vista económico, la captación de la atención de los potenciales clientes o consumidores de todo tipo de bienes y servicios ha adquirido un valor especialísimo. Hoy, ante tan abundante, variada y cambiante oferta, la disponibilidad de todo tipo de cosas hace que captar esa atención se haya convertido en una verdadera lucha. Y quién tiene la habilidad de mantener atraídas a muchas personas dispone de la posibilidad de vender toda la atención captada en forma de espacios para publicidad de un tipo u otro.
De nuevo nos encontramos ante un fenómeno derivado de una sociedad con un altísimo progreso económico alcanzado y en la que la economía ya no se dedica a satisfacer necesidades que con espontaneidad sentimos, sino más bien a crearnos nuevas y sofisticadas necesidades, provocando a la vez un campo de lucha en el que la actividad de venta se hace la más preciada y la que mayor creatividad, empuje y acierto requiere en las empresas para tener algunos resultados y conseguir vender sus bienes y servicios.
Hoy, ante el valor de las autopistas en forma de RRSS para captar la atención, la creación y agregación de contenidos y técnicas se han desarrollado sin límites para conseguir agarrar y no soltar a quien introduce sus ojos en una red social. Pero aunque parece que estemos ante un fenómeno de adicción nuevo (pues hasta hace poco tiempo no existían las redes sociales), la realidad es que el fenómeno comparte muchas características con la capacidad de algunas televisiones de mantener a su público entretenido con todo tipo de contenidos sin sustancia con la creación y explotación de polémicas, cotilleos, originalidades… que tanto permiten secuestrar la atención humana.
Ante estos comportamientos sociales adictivos reaccionamos inmediatamente calificándolos de negativos, pero yo creo que antes de hacerlo deberíamos reflexionar sobre si realmente lo son o si por el contrario no son más que formas de mantener a la gente entretenida aunque algunos califiquen esa forma de pérdida de tiempo. Quizá lo que nos ocurra es que la sociedad, para atender sus mandatos genéticos de supervivencia, ya no requiera del tiempo de los que habitamos en ella. Y ante ello quizá esta forma de mantenernos narcotizados y haciéndonos destinatarios de una u otra forma de estímulos para consumir nos convierta en eficientes peones al servicio del monstruo económico que Occidente ha creado al haber llevado la economía de ser algo al servicio del hombre para satisfacer sus necesidades a convertir a los ciudadanos en personas sometidas necesariamente al servicio de la economía, como clientes y consumidores, para que esta no colapse.
Y como siempre ocurre en este tipo de fenómenos, para corregirlos muchos tienden a buscar que alguna regulación nos proteja de ellos, olvidándonos una vez más de trabajar en nuestra propia educación y en el desarrollo de una voluntad individual y colectiva que nos permita vivir y decidir con criterio propio haciéndonos más dueños de nuestro destino. Ello es probablemente el único antídoto frente a constituirnos en muñecos utilizados o al servicio de las múltiples modas cambiantes a creciente velocidad que constituyen un extraordinario combustible para mantener la economía en funcionamiento. (Ver debajo extracto del libro Rousseau no usa Bitcoins)
Sabiendo que, una vez más, en nuestra conversación entre vinos no conseguiremos ponernos de acuerdo en la identificación de las razones, causas o responsables del fenómeno y mucho menos en decidir si hay o no que adoptar medidas regulatorias o de otro tipo, en esta última conversación de la temporada reorientaremos pronto la conversación hacia una charla e intercambio de impresiones sobre nuestra experiencia a lo largo de ciclo.
Concluyendo ya este ciclo de conversaciones, puedo decir que personalmente he disfrutado mucho compartiendo reflexiones y sentimientos con todos los conversadores y veo que he tomado mayor contacto todavía con la complejidad de lo complejo. Con ello he agrandado la conciencia de mi enorme ignorancia lo que me ha llevado a ver que lo que llamaba conocimiento no es más que una particular interpretación de la realidad, llevándome ello, a la vez, a comprender más perspectivas. Por ello tengo todavía muchas más preguntas que respuestas:
¿Podemos ensalzar todavía más el valor de una buena conversación?
¿Qué es lo que hemos encontrado en la conversación para hacernos disfrutar? ¿Quizá la libertad al hablar sintiendo la respetuosa disposición de los contertulios a escuchar sin juzgar?
¿Cuáles han sido nuestros aprendizajes en esas conversaciones?
¿Nos ha costado domar nuestra inquietud interior que nos empuja a veces a interrumpir o a buscar interiormente la réplica frente a la verdadera escucha?
¿Hemos podido identificar algunas claves para el desarrollo de una buena conversación?
¿Qué diferencia las conversaciones entre vinos de las conversaciones que normalmente tenemos en la vida?
¿Hemos experimentado un sentido de presencia, aquietamiento para la escucha distinto a lo habitual?
¿Hemos aprendido un poco a comprender mejor a quienes piensan diferente?
¿Habremos conseguido provocar que alguno de los conversadores nos pueda traer a esta próxima conversación algunas claves o pautas para abordar conversaciones en busca de soluciones ante los conflictos en la sociedad derivados del progreso?
¿Qué opinareis los conversadores con la ayuda de nuestro buen vino el próximo día 27 en el Café comercial?
Os esperamos porque estamos deseando conocerlo.
Como parte, causa, efecto y necesidad de este mundo financiarizado, los individuos de nuestras sociedades nos hemos convertido en personas adictas a lo nuevo, a lo distinto. Nos creemos, como los niños pequeños, que lo siguiente que nos ofrece el mercado nos hará felices, sin ser conscientes de que, como les pasa a los niños la felicidad será muy efímera.
Ello tiene una parte positiva pues contribuye a dar dinamismo a un mundo que ya tiene todo lo que necesita para sobrevivir. Pero por otra parte y ante cierta infantilidad y superficialidad de nuestra sociedad como más adelante veremos, debemos hacer un especial esfuerzo para tomar conciencia de que ante cada novedad, como les pasa a los niños, en muy poco tiempo dejaremos de disfrutar del nuevo juguete y necesitaremos el siguiente chute de “novedad” o distinción. Y al igual que no es difícil observar como muchos niños son malcriados y estropeados por sus padres por satisfacer permanentemente sus deseos tampoco es difícil, mirando con perspectiva, ver como la sociedad está en este aspecto creando una sociedad malcriada mediante el malcriado de sus individuos, especialmente a los más jóvenes a quienes parece que los padres no pueden someterles a esfuerzos, disciplina o privarles de nada de lo que tenga “el de al lado”.
Pero también los adultos, aunque nos cuesta más tomar conciencia de ello, sufrimos el mismo fenómeno en nuestra sociedad de frenético consumo. La necesidad media del hombre de hoy de tener estímulos relacionados con la novedad se ha multiplicado. No podemos parar un minuto de tener o experimentar novedades. Y esa adicción es el mejor estimulante para una sociedad de consumo que sostiene nuestro sistema económico.
El poder económico establecido de nuestra sociedad apaga este tipo de reflexiones. Pues tomar conciencia de ello provocaría cierta deriva hacia una sociedad más austera que se proyectaría en la búsqueda de otras variables distintas al consumo para gestionar la ecuación de su felicidad.
La sociedad necesita ciudadanos cuyas prácticas contribuyan al crecimiento del PIB y por ello nada como conseguir que sea necesaria la renovación de todo lo que nos rodea si se quiere continuar con éxito. Y en cada renovación se producen milésimas de contribución al crecimiento del PIB en forma de obras, decoración, comercio, nuevas estéticas personales, trabajo etc….Basta observar la necesidad de renovar cada vez con mayor frecuencia nuestro vestuario, nuestro coche y la decoración de los restaurantes de nuestra sociedad. Hace no mucho tiempo había cosas que no estaban sujetas prácticamente a la moda y hoy sin embargo sus ciclos de necesaria renovación son muy cortos.
Realmente me pregunto yo si eso es crecimiento. Y mi respuesta es que eso más que crecimiento es “movimiento” con su parte positiva pues genera actividad de personas y una variedad en la vida de ellas que puede ser positiva en la medida en que no se convierta en algo incontrolado, compulsivo y omnipresente consiguiendo que lo que no es nuevo (ya sean bienes o comportamientos, corriente, prácticas…) sea depreciado Una copita de vino cuando corresponde es para mí una magnífica práctica, pero tener que vivir todo el día agarrado a la botella es un serio problema. Algo similar pasa con las novedades pero todavía no nos hemos dado cuenta.
Y no quiero con esto culpar ni demonizar a las empresas ni a nadie de todos estos fenómenos y de la inconsciencia de muchos ciudadanos sobre este fenómeno. Pues a ello se llega con la participación y contribución de individuos, instituciones y clases económicas, políticas, sociales etc que contribuyen al fenómeno probablemente como mecanismo de defensa evolutivo para garantizar la sostenibilidad de nuestra sociedad desde esos paradigmas financiero-económicos tradicionales. Sin duda muchos de estos logros, tendencias o comportamientos sociales resultan muy absurdos desde el punto de vista de los individuos por su escasa aportación al bienestar subjetivo individual, pero son imprescindibles para el sostenimiento de nuestra sociedad o de la paz dentro de ella como lo es para cualquier adicto el consumo de la sustancia de la que depende.
Nuestra sociedad actual como sistema socio económico es y será ambiciosa. Y en ese aspecto hoy me atrevo a decir que su mayor éxito es habernos hecho adictos a la novedad. Sus individuos se encuentran abducidos por la novedad sin tomar todavía conciencia de su creciente adicción a ella de la que será difícil liberarse si no se detecta y asume pronto.
Maestro de ceremonias
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- Fecha:
- junio 27, 2023
- Hora:
-
19:00 - 20:30