Una vez más el Food For Thought El trauma social de las renovables – Foro de Foros publicado el pasado 11 de mayo bajo el título el trauma social de las renovables es un ejemplo de la permanente fricción que producen los cambios y modificaciones del statu quo en unos y otros ámbitos, descansando el presente sobre una cuestión tan candente cómo es el cambio climático. El artículo nos sumerge en un océano de complejidad cargado de dilemas y conflictos entre valores y principios que consideramos valiosos pero que, en gran medida, resultan incompatibles en su aplicación a cada situación concreta. Para trabajar en ello más que hablar de buscar una solución, deberíamos hablar de cómo deben gestionarse los conflictos que el progreso y las necesidades de la sociedad inevitablemente nos ponen delante.
Una forma de abordar el tema debería ser comenzar estableciendo una jerarquía de la importancia de aquello que debe protegerse y que puede estar en juego: la supervivencia de las personas(el planeta seguro que sobrevive al frio, al calor y a la sequía), la justicia, la calidad de vida, la sostenibilidad económica y la emocional de la sociedad (salud mental, la evitación de traumas por pérdida reiterada de aquello a lo que estamos acostumbrados…), la variedad y riqueza del ecosistema (si es que alguien sabe en que se traduce ello más allá de mantener la naturaleza clásica o de siempre) la estética de bonitos paisajes….. Y de entre ello me atrevo a decir que la búsqueda de la supervivencia humana es lo único en lo que casi todos estaríamos de acuerdo que debería estar en la cúspide jerárquica. Los demás valores, antropológicamente hablando, deberían probablemente estar todos supeditados a una supervivencia de calidad y precisamente como caminos o cimientos para alcanzarla.
La preferencia o la ecuación de pesos que cada uno damos a tales valores deberían constituir el ámbito de la ideología individual y por tanto de lo político. Pero una vez debatidas esas cuestiones, deberían apartarse las artes políticas y centrar la búsqueda de soluciones en el conocimiento, la ciencia y la razón. Es cierto no obstante que el aislamiento de unos y otros ámbitos en el ser humano y en la sociedad se hace muy difícil por la interrelación e imbricación de ellos.
Es evidente que el valor conservación del planeta es importante, pero me planteo si detrás de ese valor no se están produciendo empujes muy movidos por intereses empresariales y políticos muy manejados por fuerzas políticas e ideológicas qué lejos de contribuir al cuidado de la tierra podrían verse como un peligro para ella y su ecosistema por acabar impidiendo una conversación constructiva basada en la ciencia y la razón.
La narrativa de este Food For Thouht nos enfrenta a las paradojas o contradicciones de ver cómo los grandes activistas clásicos defensores del medio ambiente y de la lucha contra el cambio climático son ahora quienes se oponen y luchan contra proyectos de generación de energía verde qué rechazan por tener un impacto en el ecosistema. ¿Es la estética de un paisaje lo que se quiere conservar para los habitantes de las regiones o para los que quieren disfrutar del mundo y de la naturaleza a modo de parque? O ¿es la preocupación por el impacto en determinadas aves u otros animales de las zonas afectadas hoy lo que mueve a este nuevo activismo que ya no se sabe muy bien cómo calificar? ¿No será también la búsqueda de combustible para la perseguida notoriedad que necesitan los egos de los activistas la que lleva a esta nueva confrontación contra proyectos verdes de nuevo cuño? Seguramente hay un poco de todo en una lucha que lamentablemente no ser vertebra a través de los valores sociales.
El mundo sin duda hoy vive en una creciente confrontación fruto de la necesidad de unos y otros colectivos de buscar ese combustible para defender su hueco a base de gritos, proclamas o narrativas como hacen los activistas o políticos para recaudar votos o seguidores y también las compañías con elegantes y trabajadas narrativas para defender sus intereses económicos.
¿En qué medida son honestas o rectas las causas o motivaciones que llevan a cada una de estas luchas? Sin duda, quien viviendo en un ambiente rural tradicional de siempre merece la comprensión del dolor que tiene que suponer verse invadido de placas solares o de molinos de viento y por ello nadie puede dudar de la naturalidad y rectitud de ese conflicto como manifestación espontánea de la defensa de lo que les ha sido propio a lo largo toda su vida. Pero ¿puede decirse lo mismo de quienes cogiendo la bandera ecologista de un color u otro utilizan estos argumentos para defender sus propios intereses ya sean económicos o personales y de liderazgo en un mundo que se sostiene a costa de relatos, causas y confrontaciones?
En gran medida la conversación sobre el cambio climático está desde hace tiempo secuestrada por la tiranía del pensamiento único que nos aleja del conocimiento de la verdad y del análisis verdaderamente inteligente de la cuestión. Y el problema es que solo conociendo la realidad y su funcionamiento podremos gestionar acertadamente soluciones para proteger la jerarquía de valores que nos hayamos dado. Pero ¿quién se atreve hoy a plantear algunos interrogantes sobre cuál es el verdadero impacto del ser humano en el cambio climático y la soluciones efectivas? Se trata de otro de esos ámbitos de pensamiento único en el que la privación de la necesaria conversación científica, profunda, rigurosa y libre de ideologías contribuye a la desconfianza generalizada frente a unas y otras visiones. (Ver debajo extracto del libro La democracia de las emociones)
Personalmente cada vez que hablo con una persona sensata que sabe algo del mundo de la física o la ciencia en general, unánimemente recibo la opinión de que la verdadera solución para el mundo es la energía nuclear con la adopción, por supuesto, de las correspondientes medidas de seguridad. Personalmente no tengo ningún criterio pero me apunto a creerme esta visión que me dan mis amigos sensatos ya sean de un color u otro y que por supuesto siempre acompañan de la frase de.. pero ya sabes que lo de la energía nuclear es tabú.
Concluyo por ello preguntándome si de verdad ahora nos preocupa tanto el planeta y nuestra supervivencia o más bien, como suele ocurrir con los humanos, lo que preocupa a cada uno es mantener su posición ya sea como activista, como político, como periodista para generar alarma y polémica y vender supuestas noticias o como empresario para defender y promover sus intereses económicos.
Hablaremos de ello con serenidad el próximo día 30 de mayo.
Extracto del libro La democracia de las mociones (Alfredo Sanfeliz, Editorial Kolima):
Lo políticamente correcto impide el diálogo constructivo
El fenómeno anterior se explica en gran medida por la creciente e hipócrita práctica de exigir a los políticos, empresarios y personas con poder y relevancia social un exceso de corrección en sus declaraciones. Esto lleva a los moderados a prácticamente no poder hablar de determinados temas sensibles generando gran frustración en quienes necesitan expresar ciertas ideas y no pueden hacerlo. Ante ello muchos ciudadanos nos preguntamos por qué ninguno de los líderes moderados habla con claridad y contundencia. ¿Es que hemos terminado con la libertad de expresión?
Quien habla claro es criticado con dureza por el bando contrario y los medios de comunicación, por su parte, sacan partido de ello jaleando el lío. Las verdades de la derecha y de los conservadores son criticadas con dureza por la izquierda por insensibles, por injustas, por desconsiderar las necesidades de los ciudadanos, por ser generadoras de desigualdad y por pretender mantener un statu quo con sometimiento de los menos privilegiados. Es un discurso fácil que cualquier persona con algo de humanidad tiende a comprender y sentirse cercano a él.
Por otro lado, las verdades de la izquierda y los llamados progresistas son criticadas por las derechas por su falta de realismo, por llevar a la sociedad hacia una degradación al evitar el sistema natural de motivación basado en recompensar el esfuerzo. Si todos tienen derecho a beneficiarse de la riqueza que otros generan ¿quién se va a esforzar para conseguirla? Por otra parte, critican también el ataque que la izquierda extrema hace a las costumbres, tradiciones y códigos de conducta social que la derecha considera que crean un marco adecuado de referencia para determinar los que es adecuado y lo que no.
Por ello hoy estamos evolucionando a un proceso constituyente de un nuevo contrato social en el que la voluntad social no se determina a través de un diálogo civilizado, constructivo y ordenado sino todo lo contrario. La sociedad se mueve determinando su movimiento y orientación de lo que emerge dentro de ella como consecuencia de ese sistema de gritos y contra gritos multi direccionales y en un lado y otro, marcando direcciones y tendencias que son corregidas o moduladas con la realidad de la satisfacción o frustración de los ciudadanos ante unos y otros aspectos del devenir de nuestras vidas.
Aunque de forma muy desestructurada y acalorada, hoy existe un gran y caótico diálogo social. Todas las voces se escuchan, cada una con sus formas y estilos y todo tiene su pequeña o gran contribución en la evolución social que va emergiendo. Lo que ocurre es que hoy la sociedad no da pasos claros y firmes pues ya no existe la tierra firme. Recordemos que nuestro mundo vive en permanente flotación y sujeto a mareas y corrientes en las que los límites y fronteras no están ni pueden definirse en tanto en cuanto no existan unas referencias universales claras y un sistema de autoridad (más allá del poder) que permita vivir con códigos en los que se comparta de forma muy mayoritaria lo que está bien y lo que está mal.
Vivimos por tanto en una época de transición, constituyente de un nuevo contrato social al que quizá se tarde mucho en dar forma y requiera de un gran conflicto para asentarse. Y en ese camino o transición permanente hacia un nuevo contrato social, la izquierda o los llamados progresistas tienen la gran habilidad de colocar en el espacio de lo políticamente incorrecto las posiciones contrarias a lo que ellos reivindican sacando los temas en torno a ello fuera del ámbito de la libertad de expresión. En términos prácticos, en algunos ámbitos la libertad de expresión queda excluida. Pero muy a pesar de todo ello la dinámica social es altamente democrática en el sentido de ser las múltiples voces, gritos e influencias del pueblo las que determinan el navegar social sin rumbo todavía definido por las complejas corrientes de nuestro mundo. Al fin y al cabo, nuestros viejos paradigmas se van quedando obsoletos, pero no sabemos ni nos atrevemos a vivir con otros.
¿Dónde, cuando y a qué hora?
Café Comercial
30 de mayo, 2023
19:00 – 20:30h
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