¿Cómo hemos llegado a esta situación? En este caso, en España, han confluido causas macroeconómicas internacionales (la crisis financiera internacional y la crisis del Euro), el derrumbe de sectores sistémicos a nivel nacional (el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis bancaria) juntamente con factores funcionales como:
- La segmentación indefinido – temporal. Los costes de despido provocan que muchas empresas sean reticentes a fomentar los contratos fijos y, por lo contrario, se apueste por la temporalidad, es decir, se creen muchos puestos de trabajo pero duren muy poco (incluso días), y en consecuencia, se genere poca estabilidad.
- Una estructura rígida de la negociación colectiva. Los convenios cierran a menudo las puertas a que algunas empresas se planteen contratar a más gente, pues se establecen criterios de salario mínimo de forma genérica; esto es contrario a la flexibilidad que debe tener la empresa para afrontar un mundo de negocios cambiante. Además, en las negociaciones colectivas no se tienen en cuenta los intereses ni de los empleados temporales ni de las PYMES.
- Las prestaciones por desempleo se convierten en un desincentivo para la búsqueda activa de trabajo. Esta es la variable que más influye; de hecho, varios estudios han demostrado que la reinserción al mundo laboral aumenta de forma exponencial en los últimos 6 meses antes de que acabe la prestación por desempleo a la cual tiene derecho cada parado. Esto nos debe hacer reflexionar a la hora de plantear cambios en las políticas laborales.
- Las políticas activas de empleo han sido fallidas y las Administraciones siguen sin evaluarlas. Mayoritariamente se han dedicado a bonificaciones y la formación se ha gestionado mal (sin responder a las necesidades del mercado laboral que realmente pueden mejorar la empleabilidad de la persona).
Delante de una situación tan compleja, la solución no es fácil, pero Samuel apuntaba tres reflexiones:
- Una apuesta conjunta de Administración, empresas e individuos por la Formación Dual, aún incipiente en nuestro país, pero que permite conseguir los perfiles que realmente se requieren.
- Utilizar Agencias de colocación privadas que combinen un proceso de orientación al parado, la ayuda para encontrar un empleo (gracias al tejido empresarial al cual tiene acceso la agencia) y la formación necesaria para favorecer la rápida reinserción.
- Apostar por “prestaciones al buscador de empleo” y no “ayudas al parado” para incentivar al propio individuo a encontrar un nuevo trabajo y evitar rechazar oportunidades “porque no compensen la pérdida de la prestación”.
Para terminar esta Conversación Intergeneracional, Samuel Bentolila, hacía hincapié en que si no se toman decisiones para cambiar el modelo es porque los actores no quieren cambiarlo (ni sindicatos ni patronales).