El pasado 13 de noviembre de 2018, Foro de Foros organizó la Conversación Intergeneracional “La Nueva Ruta de la Seda”.
Se cumplen cinco años desde que se pusiera en marcha el proyecto OBOR. En este periodo China se está consolidando como una potencia económica mundial a la altura de EEUU o Japón. Sin olvidar su cultura, el gigante asiático quiere volver a construir aquellas rutas que mantuvieron la unión comercial y cultural entre Europa y Asia. China no deja de crecer y con ella los análisis sobre la posición del país asiático en el mundo y la relación del resto de países con él.
Para que puedas forjarte tu propio criterio y conocer la mayor cantidad de puntos de vista sobre este tema, hemos recopilado lo más interesante de la sesión.
¿En qué consiste ‘La Nueva Ruta de la Seda’?
Georgina Higueras: «La Nueva Ruta de la Seda es un proyecto que comienza en Kazajistán en el 2013, cuando el presidente Xi Jinping se lo propone al dirigente kazajo. Es en este momento en el que se produce una reformulación de la ruta ancestral que hizo que los Europeos se quedasen asombrados con las telas asiáticas hace miles de años. Nos encontramos ante un plan de inversiones multimillonario destinado a impulsar el comercio y el desarrollo en los países situados a lo largo de las sendas terrestres y marítimas que conectaron el gigante asiático con Europa hace dos mil años».
Su origen ancestral no fue únicamente comercial. La ruta de la seda milenaria consolidaba la entrada de la cultura china al resto de Europa. La filosofía y la religión asiática empezaban a conocerse en el viejo occidente. Miles de años después el mandatario chino quiere que la “Franja y Ruta de la Seda”, nombre oficial del proyecto OBOR, se reinvente como un proyecto comercial pero también como el lugar de encuentro cultural que ya fue. Con este proyecto se pretende crear una conexión entre Europa y Asia, un intercambio de conocimiento que se sume a las rutas comerciales. De esta forma, existe ya una labor conjunta entre los Think tanks europeos y asiáticos. Además, se prevé un amplio número de intercambio de estudiantes.
¿Qué papel juega España en este proyecto?
Victor Cortizo: «Concebir la Nueva Ruta de la Seda como un proyecto meramente económico es un grave error. Una de las tesis que defiende es por qué no concebir las nuevas rutas como un intercambio, que además de económico, vaya aparejado de un movimiento cultural y social vinculado a lo mismo. La percepción que ha tenido siempre el gobierno chino hacia el pueblo español ha sido muy positiva y con unas miras bastante altas, y aun así no hemos sabido aprovechar la oportunidad que se nos brindaba y por ello, nuestro conversador nos explica, no hemos llegado a tener una presencia relevante en China. Además, considera que nos falta “auto orgullo” de nuestro potencial y que hemos tenido una política española razonablemente acomplejada. Además, el pueblo chino valora mucho a la altura histórica que ha estado España en muchos momentos. España podría convertirse en un puente del sur de Europa, hacia el norte de África y Latinoamérica».
Paco Qian: «La Nueva Ruta de la Seda no es solo una ruta comercial, es como una “cesta” en la que todo lo relacionado con China y el resto del mundo se puede meter dentro. A pesar de que España ha estado presente en la antigua Ruta de la Seda, su posición en la actual no está muy definida. El Vicepresidente de la Asociación nos avisó de que el papel de nuestro país puede ser muy importante por su posición geográfica. Es un país europeo, y además, el más cercano a África y Latinoamérica. España tiene una gran variedad de productos que podrían tener buena acogida en China pero su venta no se está realizando de la forma adecuada. Son los franceses y los italianos los que tienen mayor presencia en China, por delante de España. Es necesario que las empresas españolas permanezcan en el país asiático, porque, a pesar de la globalización, es necesario implantarse allí para poder desarrollar un mercado español».
¿Cómo ha cambiado la posición de China en el mundo durante el proyecto OBOR?
Águeda Parra: «Tras estos cinco años de desarrollo del proyecto tenemos dos eventos que hacen que los bloques tradicionales se muestren cambiantes. El primero coincide con la llegada de Trump a la Casa Blanca, cambiando la doctrina “People to Asia” que llevaba Obama, por el “America First”. Todos aquellos países asiáticos que se veían bajo el abrigo y la seguridad que daba EEUU frente a posibles disputas territoriales y fronteras, ya no lo tienen».
El segundo hito tiene que ver con el 2049, donde se conmemora el centenario de la celebración de la República Popular China y para entonces, Xi Jinping considera que todo lo que será la Ruta de la Seda va a ser su legado. Las previsiones económicas de China para el 2030 ya confirman que se consolidará como la primera potencia, no solo regional, sino global. Ante este evento, los países asiáticos no son ajenos, y aquellos que ya pertenecían al bloque de apoyo están acogiendo los desarrollos de OBOR, mientras que aquellos que se mostraban más cambiantes se están aproximando a China y no a Estados Unidos. Ambos bloques salen beneficiados y afectados con el desarrollo de la Nueva Ruta de la Seda. En el bloque de apoyo vemos un beneficio directo que se basa en la inversión. Pero, OBOR se convertirá en un proyecto histórico como un agente pacificador. Hasta ahora nadie había desarrollado una red de infraestructuras en esta zona de Asia. No hay que olvidar la situación económica de los países que formarán parte de la Nueva Ruta de la Seda. Muchos de ellos son pobres y necesitan recibir préstamos a un nivel de interés muy elevado, de tal manera que se ven incapacitados para pagar la deuda. Muchos están empezando a llamar a esto una ”trampa de deuda».
Hemos visto cómo el auge de China es un fenómeno que ya no puede pararse. Países como España pueden tener una oportunidad de intercambio cultural y comercial con el gigante asiático. Será necesario conocer de primera mano el desarrollo que lleve a cabo el proyecto OBOR y estar pendiente de los cambios políticos que se conformen en el resto del mundo. ¿Puede la Nueva Ruta de la Seda desvanecerse ante nuevos escenarios políticos? ¿Es realmente una unión entre países o un ejercicio de control sobre ellos? ¿Será Taiwan una línea roja de la que dependa un conflicto armado entre China y EEUU
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