Josep Piqué - ¿Dónde estamos y hacia dónde vamos?

Se comenzó a desgranar un pormenorizado análisis de la situación geoestratégica actual como consecuencia de los hechos históricos que se han ido sucediendo y que son tan necesarios para comprender los conflictos o situaciones actuales.

Tras la 2ª Guerra Mundial, todo era predecible, jugaba un importante papel el denominado “equilibrio del terror”, todo era interpretable gracias a la existencia de los dos bloques. Sin embargo, el cambio profundo mundial se inició con la caída del muro de Berlín en 1989, un hecho que nadie fue capad de predecir. Acaba el orden mundial tal como lo conocíamos y desde entonces los conflictos son impredecibles. Ahora vivimos en estado de incertidumbre. Tras la división de la Unión Soviética en 15 países, la existencia de nuevos países que cuestionan el liderazgo mundial de Estados Unidos, hace que hayamos pasado del Mundo Bipolar, al Unipolar y el Apolar que parece predomina en la actualidad. Antes, las reglas internacionales pasaban por aceptar los pactos westfalianos, esto es, mantener la paz reconociendo la soberanía de los estados, las fronteras y las estructuras políticas internacionales, pero ahora hay otras “fuerzas” que no reconocen fronteras, se mueven por intereses como el religioso como vemos en el caso del Daesh y su objetivo de volver al “Califato”.

Todo se ha vuelto muy complejo y peligroso por la falta de gobernanza global, el G20 ya sirve para poco, Estados Unidos se está relegando de su papel como salvador de los conflictos armados del mundo, Alemania debería ser quien liderara Europa, pero no quiere por su pasado bélico y el Reino Unido querría, pero no puede. Por otro lado, las operaciones militares en Oriente Medio van por buen camino pero eso no significa que se erradique el terrorismo internacional, habrá que acostumbrarse a vivir con esa amenaza. Como dicen los británicos: Foreign Policy is not nice.

Se habló bastante durante la sesión sobre la Unión Europea. El euro ha evitado que la UE se convierta en un espacio común solo de comercio, (como ocurrió inicialmente con el acero y el carbón) pero si fracasa el acuerdo de Shenguen de libre circulación de las personas, se puede acabar con el concepto actual de la UE. Con el Brexit el mayor perjudicado ha sido el Reino Unido pues ha supuesto una triple fractura interna, por un lado, dos de sus países votaron por permanecer en la UE. Otra ruptura interna ha sido la de las regiones más cosmopolitas o urbanas que votaron también por permanecer y la tercera y más importante fractura es la generacional, pues los jóvenes británicos optaron mayoritariamente por continuar en la UE. Con todo lo sucedido, se puso de manifiesto que es el momento de pensar sobre las distintas velocidades de integración que debe haber dentro la UE, encabezada por los países fundadores junto a España y el resto de países a la velocidad que cada uno quiera.

Se hablo de que una de las causas de la “impredictibilidad“ es el borrado de los referentes tradicionales, las instituciones, los medios de comunicación, los líderes. Ya no hay una autoridad reconocida. La gente no piensa de la misma manera que antes. Por eso con la gangrena de la “corrupción generalizada” y la falta de respuesta, ha favorecido la aparición de populismos en las distintas clases sociales, debido a que con la crisis ha empeorado la calidad de vida de mucha clase media, a pesar de que actualmente el mundo en comparación, vive en la mejor etapa de su historia.

Otro de los asuntos tratados fue la mala imagen de España en el exterior con la situación política actual de bloqueo, pero así mismo se añadió que en estos momentos no hay ningún país que esté para dar ejemplo, puesto que hay situaciones internas complicadas en todos los países. Lo que sí que es muy preocupante es la devastadora percepción y credibilidad de la clase política. Hay que tratar de revitalizar las instituciones, es fundamental.

El último punto de análisis que compartieron los numerosos asistentes, fue el de la Digitalización. Se comenzó explicando cómo la economía de occidente ha sido efímera a lo largo de la historia y únicamente desde el siglo XVIII con la revolución industrial, Europa fue capaz de monopolizar dicha revolución y relegar al resto de países a ser suministradores de Materias Primas y Recursos Humanos. Pero ahora con la revolución tecnológica todo ha cambiado y ya no es privativa de ningún país y lo que cuenta es la productividad y la competitividad. La tecnología está cambiando las teorías que se estudiaban en las escuelas de negocios, la demanda está desplazando a la oferta, nos acercamos a la competencia perfecta, los clientes tienen toda la información, los intermediarios tradicionales están desapareciendo o se están reinventando. El consumidor toma las decisiones en tiempo real y por medios muy accesibles y asequibles. Todos estos factores están produciendo que la sociedad tal y como la conocíamos esté cambiando rápidamente, tanto en los modelos de relación, de comunicación o de cómo hacer política.