El pasado 9 de julio de 2015, Foro de Foros organizó la Conversación Intergeneracional “José María Marín Quemada – Ataduras, transparencia y osadía de la ignorancia».
Con un presupuesto de 60 millones de euros, y alrededor de 500 profesionales trabajando en ella, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) – bajo la presidencia de José María Marín Quemada- es probable que haya dejado de ser un organismo complaciente con el Gobierno y de discutida imparcialidad, para convertirse, por el contrario, en un organismo muy activo, crítico y contundente con múltiples sectores económicos que parece que tratan de burlar la necesaria competencia. Las grandes empresas concesionarias de residuos (con multas de casi cien millones de euros a estos servicios); las operadoras de telefonía (con multas de hasta 160 millones de euros); el sector del petróleo o gasolinero, el cementero, el lácteo, los concesionarios de venta de automóviles, el aeroportuario (con la pretensión, por parte de la CNMC, de que AENA baje las tasas aeroportuarias), o el caso más reciente de la Liga de Fútbol Profesional y los derechos de emisión televisivos en pugna, demuestra fehacientemente que hay en la actualidad numerosas compañías y sectores a la expectativa de las decisiones que pueda tomar la CNMC.
Para que puedas forjarte tu propio criterio y conocer la mayor cantidad de puntos de vista sobre este tema, hemos recopilado lo más interesante de la sesión.
Manolo Rodríguez Casanueva
La transparencia, el rigor y la independencia son los compañeros de viaje, se dijo, de cualquier organismo regulador que quiera cumplir sus propósitos de limpieza de las actividades monopolistas u oligopolistas en ciertos mercados. España no es un cártel, como han titulado en algunas ocasiones ciertos medios de comunicación; no obstante, en apenas dos años se han intervenido sobre un total de 14 cárteles significativos, algunos de ellos incluso escasamente conocidos por el gran público, pero muy influyentes en la vida económica española. Pese a la crítica con la que contó la CNMC creada hace dos años, tomando como modelo el sistema holandés, se consolida, sin duda, esta institución.
En el Seminario Permanente 2020 se habló de la “osadía de la ignorancia”, es decir, de los enormes niveles de desconocimiento, no solo en las pequeñas y medianas empresas, sino también, sorprendentemente, en las grandes compañías, acerca de los bajos niveles de formación en política económica de la competencia, conduciendo así, por esa desidia, a que las firmas observadas por la CNMC se conduzcan por los caminos de las sanciones. Se señaló, pues, ante dicha situación, que – sin obviar los momentos procesales que desde la CNMC lleven a la negociación- sin multas, la defensa de la competencia se desmorona al completo.
Tras un pasado autárquico, las inercias de determinados cárteles todavía subsisten. Por ejemplo, con el sector eléctrico la relación sigue siendo compleja. Hoy mismo, la CNMC ha discrepado de las previsiones gubernamentales sobre la demanda eléctrica previsible hasta 2020, así como el autoconsumo energético considerado “imprescindible”, se comentó. Y en el caso de la telefonía, al principal operador se le exige que abra a precio tasado su red de fibra a los competidores, rebajando hasta un 45% el pago que realicen los competidores por usar su red, exigiéndoles a éstos últimos, no obstante, que destinen sus inversiones hacia la renovación tecnológica.
Se abordó en el Seminario Permanente 2020 acerca de los procedimientos que aplica la CNMC, así como se constató que la plausible actuación de la CNMC es observada con atención por organismos similares europeos y por los diferentes círculos académicos, entre otras cuestiones. Pese a la múltiple legislación autonómica, al igual que en Gran Bretaña y Holanda, la CNMC asegura, bajo su jurisdicción, la unidad de mercado en nuestro país.
Las consecuencias de las prácticas restrictivas en ciertos mercados no son bien conocidas del todo: un cártel puede generar entre un 15% y un 20% de sobreprecio ilícito. Los efectos dañinos de los cárteles perjudican, por tanto, concluyéndose que sin el modo de proceder de una agencia como la CNMC, la fortaleza institucional correría un grave riesgo. Si la CNMC no fuera independiente, fue comentado, habría que suprimirla.
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