El pasado 16 de junio de 2016, Foro de Foros organizó la Conversación Intergeneracional “¿Hacia dónde va el periodismo?».
En la era digital y de la inmediatez, ésta es probablemente la gran pregunta que cada día se hace una profesión – el periodismo – que cumple una importante función fiscalizadora dentro de una sociedad democrática. En España, la influencia de los medios de comunicación cambia constantemente, perdiendo la influencia que tenían – por ejemplo, entre los jóvenes – algo que no ocurre por igual en otros países de nuestro entorno. Para debatir acerca de los retos del periodismo, cuatro debatientes, que representan a dos generaciones dedicadas a la información en diferentes medios, analizarán el futuro de un oficio que acaso en la actualidad se encuentra reinterpretando las claves de su relevante labor.
Para que puedas forjarte tu propio criterio y conocer la mayor cantidad de puntos de vista sobre este tema, hemos recopilado lo más interesante de la sesión.
Manuel Rodriguez Casanueva
Probablemente los medios nativos digitales tendrán más fácil salir adelante tras la Gran Recesión de 2008, y los medios viejos, qué duda cabe, si quieren sobrevivir, habrán de renovarse. Los diarios de papel, por ejemplo, podrán tener futuro, aunque quizá algún día pasarán a publicarse una o dos veces a la semana, o bien alcanzarán incluso la condición de gratuitos, sin que vuelva a pagarse por ellos vía suscripción o a través del quiosco, sosteniéndose económicamente solo a través de los anunciantes. Los diarios, se comentó, ya no son prescriptores de opinión. Ciertas audiencias televisivas masivas han tumbado su prestigio. Sí, el papel sobrevivirá, pero del mismo modo que los discos de vinilo frente a los MP4.
Entonces, según observamos cada día, ¿quién sostiene hoy un periódico en pérdidas? Las sospechas pueden conducirnos a lo peor, a los intereses más espurios, y eso es lo que probablemente ocurre en España. De un tiempo a esta parte, los cambios en la comunicación digital están siendo vertiginosos: cambios en la jerarquía, cambios en el modelo de costes, cambios en la atención que el usuario dedica a la lectura. Y eso es lo que distingue a los diarios digitales en contraste con la competencia tradicional.
Sin embargo, no pueden tal vez abandonarse los digitales de éxito a la pura complacencia. Martin Baron, editor de The Washington Post suele decir que la tecnología está muy bien, pero es aún mucho mejor que no falte tampoco en la prensa el buen juicio. Dicho de manera coloquial, en las redacciones faltan quizá más “vacas con instinto”, las cuales rumien la información que les llega, para después transmitirla con eficacia a sus clientes, usando, por qué no, todos los recursos a su alcance para atraer la atención, sin perder liderazgo ni credibilidad, ya que, en la época comunicativa que vivimos, o bien eres líder, o bien te quedas en un mero seguidor.
¿Qué papel han desempeñado los editores, la propiedad en suma, en la convulsión que la tecnología ha suscitado? La propiedad, en suma, ganó tanto dinero en los años de bonanza; la propiedad se dedicó a la creación de imperios multimedia sin tener idea alguna de cómo mantenerlos, al final fracasando; la propiedad vendió a terceros de modo fraudulento televisiones que se encontraban bajo régimen de concesión administrativa…, que todo ese equivocado proceso ha desembocado en una lamentable pérdida de foco, en una enorme falta de perspectiva en torno a las tareas y los días del periodismo.
Los síntomas de ese “achatarramiento” de la prensa en nuestro país se manifiestan hoy tanto en los ERES en vigor en los principales diarios, como en el hundimiento de su valor bursátil, cayendo en algunos significativos casos de los quince mil a los mil de euros en su cotización, nada menos. Dejando atrás los grandes números, la clave será, por otra parte, cómo han de recuperarse los aspectos cualitativos en el universo de la comunicación. Lo cierto es que habrá ganadores – vinculados a Internet y a la televisión- y perdedores en el sector, aunque entre los primeros no dejan de advertirse en la actualidad preocupantes síntomas de “adanismo”, de creer que con ellos ha empezado todo. Falta con probabilidad más enriquecimiento de ideas, más debate dentro de las redacciones, para que remonte el vuelo una profesión que cumple una importante labor en cualquier sistema.
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