Carlos Barrabés - New Mindset

En los días en los que Microsoft ha comprado LinkedIn por 23.260 millones de euros, es claro que en la actualidad se están procediendo a una reordenación profunda del sector tecnológico a escala global. Lo que se tuvo claro en la Conversación Intergeneracional con Carlos Barrabés es que hoy el talento se establece alrededor de las startups, en las cuales la gente más capacitada y el capital más perspicaz se unen entre sí. El mundo se divide, pues, ahora mismo, en dos bandos: los que se agrupan en torno a lo viejo; y aquellos que se congregan alrededor de lo nuevo, de lo que ha de llegar, bajo los auspicios del “New Mindset”.

En el caso del ecosistema emprendedor tecnológico en Estados Unidos, el grado de concentración de talento alcanza dimensiones increíbles. En este universo de “startups”, no hay límites a la creatividad, contando siempre con el apoyo fiscal de las autoridades del país, más o menos explícito, en la línea de la tesis de Mariana Mazuccato, profesora de la Universidad de Sussex, autora de “El Estado emprendedor”. Lo mismo está sucediendo en China. Ante tal desafío, ¿cuál es el papel que le cabe corresponder a la Unión Europea? No siendo Europa capaz de crear un mercado de mil millones de clientes, y por ende, sin capacidad real de hacer nanotecnología para un vasto mercado, una solución, respecto a España, es la migración de profesionales cualificados a los “hubs” de Silicon Valley con cierta esperanza de retorno; y la otra sería realizar una fuerte apuesta inversora tanto de carácter público como privado en áreas bien definidas. Barcelona sería, sin duda, una formidable zona para establecer un ecosistema de “startups” en alza dada su posición geográfica privilegiada, excelentes  comunicaciones y tradición en diseño de primer nivel. Madrid, Valencia y Sevilla podrían, en segundo término, cumplir también dicho propósito.

Aparte de ciertas consideraciones que se establecieron acerca de la necesaria medición de la productividad en nuestro país, lo cierto es que, aunque aparezca algún “cisne negro” en lontananza, el mundo habrá de prestar atención a negocios que vienen: “Machine Learning”, “Depth Learning” y todas las actividades que puedan vincularse alrededor del Cambio Climático, serán determinantes.

Asimismo, se insistió en la idea de que acaso estamos viviendo una reorganización industrial sin precedentes que durará varios siglos, sin que lleguen a producirse conflictos bélicos significativos, dada la abundancia de recursos que a través del intercambio comercial se pondrán a la palestra. “New Mindset” deja atrás a los medios de comunicación, por ejemplo, tal como los conocemos: la información nos llega hoy por millones de canales, y lo que se trata es que pueda ofrecerse “ruido de calidad”, diríamos así, en vez de “ruido a tope”, que es lo que se está ofreciendo en estos momentos.

Asistimos, por tanto, a una era de cambios exponenciales, a veces casi inhumanos, donde no se tendrá muy claro si se está en la cola o a la cabeza de la cometa tecnológica dada la velocidad de los acontecimientos. Este vértigo, ¿parará algún día? Sí, es muy probable, pero no ahora mismo. Hay muestras evidentes de que los avances se suceden continuamente. Una muestra sería el Blockchain, una tecnología que tiene el poder de cambiar para siempre nuestra relación con el mundo digital, que ha dejado de aplicarse sólo en los intercambios financieros, sino que también da sus primeros pasos en el campo de la energía. Lo mismo puede decirse de la red 5G, que permitirá enviar textos, hacer llamadas y circular por Internet, navegando a 5.000 megabits por segundo.

En suma, la década de los 20 del presente siglo es totalmente tecnológica, y habrá que aceptar todas sus consecuencias. Es muy probable que incluso  los  Juegos Olímpicos de Tokio en 2020, con sus exposiciones anexas, anticipen las claves de lo que todos hemos de ver y aprender en el futuro.