El pasado 9 de mayo de 2016, Foro de Foros organizó la Conversación Intergeneracional “Brexit. Reflexiones – alternativas y consecuencias».
Hablamos de un cierto empate en torno al resultado del referéndum del 23 de junio de 2016 en Reino Unido sobre su permanencia o no en la Unión Europea.
Para que puedas forjarte tu propio criterio y conocer la mayor cantidad de puntos de vista sobre este tema, hemos recopilado lo más interesante de la sesión.
Considerando que hoy los principales sondeos pronostican un cierto empate en torno al resultado del referéndum del 23 de junio de 2016 en Reino Unido sobre su permanencia o no en la Unión Europea (UE), lo cierto, en cualquier caso, es que se trata del país que aun gozando de más excepciones que cualquier otro dentro de Europa, lo importante es que, pese a todo, pase lo que pase, es necesario que siga perteneciendo a la UE. Si no fuera así, se dijo en nuestra Reflexión, las consecuencias para la City financiera de Londres, así como la relación con Escocia, entre otros factores, traerían inevitablemente serias consecuencias negativas.
Lo cual no quiere decir – y esto es, a nuestro modesto juicio, uno de los valores añadidos que aporta Foro de Foros a la Reflexión – que no exista en la sociedad española informada un serio problema de comprensión de lo que representa el espacio público británico, caracterizado éste desde hace siglos por la democracia representativa y el libre intercambio de opiniones. Según este criterio, que existan hoy presiones estadounidenses de cara a la permanencia en la UE, quizá signifiquen poco para el votante británico medio. Se destacó que los ciudadanos que voten “SÍ”, responderán a un bloque por completo, sin distinciones; mientras que los que voten “NO” estarán echando la vista hacia los problemas migratorios, por ejemplo, una cuestión complicada, sin duda. Es necesario, pues, hacer un esfuerzo de comprensión en lo que el `Brexit´ pueda suponer como problema, al mismo tiempo que éste representa, se manifestó, un aldabonazo para todas las elites europeas.
No obstante, como argumento contrario, se insistió en que los referenda, por lo general, suelen resultar mal para quienes los convocan, acusando en este sentido a los actuales dirigentes británicos de irresponsabilidad, pues los votantes no tienen una concepción clara de la realidad, es decir, no poseen una visión definida de lo que está en juego. Además, no se trata de una cuestión de accountability, tal como pregonan los partidarios del `Brexit´; no existen aquí, por lo tanto, reglas de juego claras. Antes al contrario, desde el punto de vista de la calidad democrática, el referéndum del 23 de junio, en sus condiciones de convocatoria, resulta casi risible. Igualmente, se destacó que se necesitan incluso años para renegociar los acuerdos comerciales que habrían de impulsarse tras la hipotética salida de Gran Bretaña, dadas las cautelas legales con anterioridad suscritas, lo cual es algo que apenas se suele indicar a la opinión. En análoga línea de razonamiento, el “derecho a la diferencia” implica un determinado “supremacismo” sobre los demás, sobre los socios europeos que no ejercen tal presunto derecho, aparte de que salir de la UE es, según los Tratados, tarea harto difícil.
Muy dispares – y bien argumentadas – las dos posturas que se manifestaron durante el debate, como pudo comprobarse, se indicó, como conclusión, que la UE es muy compleja, pero, precisamente por eso, se trata de un proceso integrador al que se le puede sacar partido a causa de su complejidad. La UE es un caso de éxito, se argumentó también, pese a los tropiezos, y al burocratismo que suele atribuirse a Bruselas y a Estrasburgo. Si nos retrotraemos a la reciente historia comunitaria europea, pese a las declaraciones que entonces se hacían de cara a la galería, el Acuerdo sobre Mercado Interior que se fue fraguando durante las décadas de los años ochenta y noventa del pasado siglo, y que suscribieron principalmente dos figuras aparentemente antagónicas como eran el socialista francés Jacques Delors y la conservadora británica Margaret Thatcher supuso, sin duda, un avance en la construcción de la unidad de Europa. Las democracias europeas pasan en la actualidad por serios problemas. ¿Europa ayuda? Sí, la UE sigue ayudando, pues los desafíos globales a los que se enfrentan los Estados-Nación hacen que éstos cada día se muestren más ineficaces, aparezca en su agenda `Brexit´, que es lo que ahora más nos preocupa.
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