El pasado 28 de septiembre de 2017, Foro de Foros organizó la Conversación Intergeneracional “Aristóbulo de Juan – Una vida entre bancos».
El nuevo curso comenzó por todo lo alto. Aristóbulo de Juan, acompañado por Fernando González Urbaneja, también conversador en anteriores ocasiones, hicieron un amplio recorrido por toda la trayectoria de Aristóbulo como banquero.
Una profesión que, por cierto, encontró gracias al azar, uno de los elementos que marcaron con fuerza su biografía. También aprovechó la ocasión para hablar de su última publicación, Entre buenos y malos banqueros, libro que los asistentes se llevaron como detalle simbólico de la conversación.
Para que puedas forjarte tu propio criterio y conocer la mayor cantidad de puntos de vista sobre este tema, hemos recopilado lo más interesante de la sesión.
La fuerza del azar
Se considera un niño de la posguerra, época difícil donde las haya pero llena de oportunidades posteriores por explorar. Ha tenido a lo largo de su vida tres vocaciones antes de entregar su vida a la banca: arqueólogo, médico y juez. Las tres pudo aplicarlas en sus métodos para la asesoría a entidades bancarias ya en su madurez.
De adolescente se propuso no volver a pedir una peseta a su familia, y se puso manos a la obra para ganarse el pan como profesor particular o incluso de traductor. Pudo ver mundo, y fruto de la casualidad y de la suerte, entre una conversación y otra terminó presentándose a las oposiciones de funcionario. Después, la economía apareció en su vida en plena crisis del 78, con el Banco de España desbordado por la Operación Rescate.
Ha trabajado en todo tipo de instituciones como el Banco de España, del que fue Director General desde 1982 a 1986. Las reformas que allí llevo a cabo dieron la vuelta a la tortilla, y abogaron por una banca limpia y sin fraudes. Entre buenos y malos banqueros, libro que ha publicado recientemente, le ha servido como una potente carta de presentación a lo largo de cuatro continentes.
Bancos buenos y bancos malos
Durante la conversación, se abordaron dos ejemplos de lo que se considera una mala gestión de una entidad: Banesto y el Banco Popular. Sobre el primero, fue preguntado por el caso durante una conferencia en Washington y dio dos motivos: falsedad y fraude. El prestigio no sirve de nada si no se tiene una buena gestión detrás.
Un banco no se hunde si no se hace por hundirlo. Un buen capital, una función de supervisión positiva y una buena gestión harán que un banco capee la crisis sin hundirse. Para ejemplificarlo, se abrió un debate sobre las cajas de ahorro, víctimas de la dura crisis de 2007 por un exceso de liquidez. Parafraseando a Marx con ligeras puntualizaciones, “el exceso de liquidez es el opio del banquero”.
Mirando al futuro
Dejando llevar la mente más allá del momento presente, el optimismo no estuvo en boca de nadie durante el debate final de la conversación. La crisis surgida tras la burbuja inmobiliaria de 2007 ha abierto un ciclo económico largo y complicado, y quizás se sufra de nuevo una recaída a consecuencia de las decisiones tomadas por los grandes mandos de la economía mundial. No se palpaba la esperanza entre aquellos que predecían una posible segunda crisis en poco tiempo.
Y también con un ojo puesto en el futuro, se puso sobre la mesa la necesaria digitalización de la banca para adaptarse a los nuevos tiempos, y también para regular toda actividad sospechosa de la banca más opaca que cubre gran parte del sistema. Sin duda, los retos presentes y futuros planteados dejaron a todos los asistentes con ganas de seguir incitando a la reflexión colectiva y al nunca dejar de tener retos intelectuales.
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