La podcast revolución descargable
El formato podcast ya tiene un Pulitzer propio, está dinamizando la industria del sonido y abriendo perspectivas a millones de personas en todo el mundo.
El 4 de mayo, un episodio de This American Life se llevó el primer premio Pulitzer concedido a un reportaje de audio en la Historia. Se trataba de The out crowd, un viaje sonoro a la frontera con Mexico, a las vidas de los demandantes de asilo, a los campamentos improvisados en los que malviven y que no existían antes de la presidencia de Donald Trump. También nos muestra los sentimientos encontrados de los funcionarios que reciben la orden de deportarlos.
This American Life (TAM) es un clásico semanal de la radio en Estados Unidos, con casi seis millones de oyentes, aunque más de la mitad lo descargan para escucharlo cuando quieren. Su creador, Ira Glass, licenciado en semiótica, ha revolucionado el periodismo. De la misma forma que Joan Didion o Tom Wolfe radiografiaron su país mediante el texto, Glass ha armado uno de los mejores mosaicos sonoros de la sociedad estadounidense.
Quienes pronosticaban la muerte del periodismo no esperaban el podcast, una emisión de audio que se descarga de internet para escucharla cuando uno quiere en su teléfono u ordenador. En 2004, cuando Apple apostó por el formato al lanzar el iPod, solo el 22% de los americanos sabía lo que era un podcast. Hoy siete de cada 10 adultos americanos está familiarizado con el medio, según Small Biz Genius. En todo el mundo se emiten un millón de podcast distintos en más de 100 lenguas, que abordan desde la actualidad política y social hasta los temas más específicos, desde la entomología a la Grecia antigua.
Muchos consideran el podcast un género, más que un formato. “Aporta la construcción de un relato mucho mayor que en un reportaje clásico de radio y de la radio. Nace desde la intimidad del emisor y llega a la intimidad del receptor”, explican François Musseau y Vanessa Rousselot, creadores de Diario Sonoro: Qué nos pasó. Lo idearon durante el confinamiento, traduciendo e interpretando en español los textos del dramaturgo libanés Wajdi Mouawad. “Nos pareció interesante recoger una voz que no se conocía en España y dar muestra de lo que ha sido esta experiencia: la necesidad de contar historias en un momento en que no se podía subir al escenario”. Musseau es también fundador de Diario Vivo, una experiencia teatral efímera en primera persona que desde hace tres años han llevado a escena en distintos puntos del país. Para él, el podcast entronca con esta vivencia al mismo tiempo personal y universal. En su Francia natal existe de manera estable y consolidada desde hace años.
En España el mercado del podcast todavía es emergente, aunque en castellano tiene una trayectoria más larga gracias a Latinoamérica. El referente es Radio Ambulante, un proyecto que montó el escritor peruano Daniel Alarcón en 2011. Desde 2016, sus historias se emiten en la National Public Radio y tienen tanto éxito que el año pasado crearon los Clubes de Escucha, para que los oyentes puedan reunirse a charlar y construir comunidad. Empezaron en cinco ciudades piloto: Nueva York, Ciudad de México, Medellín, San José y Quito. Después se extendieron a Bogotá, Lima, Ciudad de Guatemala y Madrid.
En 2019 se produjo un hito empresarial en el sector: el gigante Spotify se hizo con la plataforma de podcasts de mayor prestigio en EEUU, Gimlet Media, por 230 millones de dólares. También compró Anchor, una aplicación que permite grabar y distribuir podcasts fácilmente, por 110 millones.
La pandemia y el confinamiento han afectado menos al podcast que a otros géneros y formatos. De hecho, se espera que la industria del podcast crezca, atraiga más publicidad y aproveche los avances de la tecnología como la reconstrucción de voces de personajes históricos. Así han hecho los periodistas Álvaro de Cózar y Toni Garrido en XRey, una investigación sonora sobre Juan Carlos I a través de audios inéditos, entrevistas y decenas de testimonios directos.
Gracias a la inteligencia artificial, también se puede traducir directamente un podcast reolución a otro idioma sin necesidad de volver a grabarlo. Eso ofrece posibilidades inmensas a los narradores, y también a las marcas. Cada vez más empresas experimentan con podcast corporativos para ir un paso más allá en su relación con los clientes, aunque todavía faltan desarrollos técnicos que permitan hacer un posicionamiento mejor.
Sigue siendo un ecosistema precario: son pocos los creadores que pueden dedicarse exclusivamente al podcast. No hay un consenso para métricas, y todavía es difícil conseguir apoyos e inversión para crear algo desde cero. Pero a corto plazo las perspectivas son interesantes. Y el Pulitzer, como decía Glass, ha supuesto un sello de calidad, la confirmación de que algo se funciona y merece la pena. Un podcast bien hecho puede contribuir a conocer mejor la Historia, a construir comunidades en torno a intereses comunes e incluso a rebajar la polarización social. “La izquierda y la derecha tienen relatos muy claros sobre un tema. Para mí lo interesante es meterse en una situación y simplemente mostrarla”, explica el periodista.
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