Los ‘millennials’ se hacen mayores

Los millennials se hacen mayores

La generación presuntamente más mimada y preparada ha llegado a la mediana edad, y el camino está siendo más doloroso de lo que parecía: Los millennials se hacen mayores

Solemos asociar el término ‘millennial’ a la juventud. Por definición, ‘millennial’ es la generación nacida entre 1981 y 1995, que ha crecido en la era digital y se ha criado entre los algodones de una España democrática y estable. Pero esos ‘millennials’, tantas veces usados como sinónimo de niños mimados, no son ya tan jóvenes, pues su horquilla más mayor supera los 40 años. Han llegado a la mediana edad. Además hace tiempo que dejaron de vivir entre algodones, tras una serie de batacazos consecutivos que arrancaron con la devastadora crisis económica del año 2008, la posterior década de precariedad laboral y, cuando el viento empezaba a soplar a favor, otro garrotazo en forma de pandemia y guerra en Ucrania.

Como resultado, los ‘millennials’, la que iba a ser la generación más protegida y preparada de nuestra historia, está padeciendo una edad adulta complicada que podemos dibujar en una pirámide: en la base, unas condiciones laborales precarias; en la parte media, una salud mental muy mermada por lo anterior; y en la cúspide, el resultado práctico de todo ello: dificultad para formar una familia, estancamiento laboral e inestabilidad financiera crónica. Se podría argumentar que la generación inmediatamente posterior, la generación Z, lo tiene más crudo, pues ni siquiera ha gozado de una adolescencia y primera juventud de bonanza económica, pero el hecho es que los ‘millennials’ están entrando en la madurez con todas las cargas que ello implica pero sin las herramientas necesarias.

¿Los ‘millennials’ viven peor que sus padres? Es una pregunta recurrente y motivo de agrios debates. Lo que sí podemos afirmar es que los pilares sobre los que construirán su edad madura y posterior vejez son más inestables. Esto se traduce en lo tarde que entran socialmente en esa mediana edad. Lo que sus padres alcanzaban a los 30 años (acceso a la vivienda, ingresos estables, creación de una familia, rol protagonista en la sociedad), ellos lo alcanzan a los 40 o más. Los ‘millennials’ no padecen el síndrome de Peter Pan; sencillamente, son incapaces de acceder a ese estadio vital posterior a la juventud antes de los 40 años. Con todo lo que ello implica, comenzando por la crisis de fecundidad.

Es curioso lo que apunta un estudio del diario The New York Times acerca de la crisis de la mediana edad. En una encuesta realizada a personas nacidas entre 1977 y 1984, la gran mayoría de ellas no sentía que estaba viviendo la llamada crisis de la mediana edad porque toda su vida había sido una continua crisis.

La idea de que la mediana edad es una época de crisis vital se popularizó en los años 70. El concepto fue acuñado por el psicoanalista Elliott Jaques en 1965 para definir al hombre insatisfecho con la vida de marido y principal proveedor de ingresos. Los roles sociales han cambiado, la mujer ha irrumpido en la ecuación social, pero sigue siendo cierto que la mediana edad es un periodo muy particular no solo en términos de desarrollo de trayectorias laborales (se suele decir que pasados los 40 años ya es muy complicado revertir o relanzar una carrera), sino también en cuanto al florecimiento de las tensiones básicas de la vida. Sin unos pilares sólidos con los que afrontar estas tensiones, es esperable que la salud mental de ese amplio tramo de población se resienta. Dicho de otro modo: cuando los jubilados son quienes dan apoyo financiero a los ‘millennials’ en lugar de ser al revés, significa que algo está fallando.

Diversos estudios dibujan una U en la felicidad vital de las personas en el mundo desarrollado. Tramos de adultos jóvenes (menores de 30) y de personas maduras (más de 50 años) muestran una mayor satisfacción y bienestar emocional que los ‘millennials’. “Esta evidencia es abrumadora, no hay motivo de debate [sobre las penalidades que experimentan los ‘millennial’]”, dice David Blanchflower, economista del Dartmouth College de Estados Unidos y autor de uno de esos estudios. “La mediana edad es un momento de la vida en la que eres responsable de muchas personas, y las personas dependen de ti”, apunta David Almeida, profesor de desarrollo humano en la Penn State University. Almeida es autor de otro de esos estudios, el cual va un poco más allá al concluir que la mediana edad de los ‘millennials’ es más angustiante que la de generaciones previas. En concreto, recogió hasta un 20% más testimonios de estrés que en encuestas realizadas al mismo segmento de población en 1995.

El concepto de mediana edad se está adaptando a los nuevos tiempos, marcados por una mayor longevidad y una mayor demora en alcanzar ciertos hitos vitales. Algunos experto sitúan el inicio de la mediana edad en los 40 años y la alargan hasta los 60. Bajo este criterio, los ‘millenials’ podrían respirar algo más tranquilos: gozan aún de un par de décadas para conseguir las metas que sus padres ya habían alcanzado a su edad. Y como es probable que las vidas de los ‘millennials’ se extiendan ampliamente hasta los 90 años, tiene cierto sentido que así sea, aunque llevar todo esto al terreno práctico es uno de los grandes desafío de nuestro tiempo (¿cómo conjugamos vidas más longevas con un descenso de la natalidad?).

Este cambio de paradigma ha llevado a algunos expertos a partir en dos el concepto de mediana edad y lanzar la idea de “edad adulta establecida” para referirse a las personas de entre 30 y 45 años. Para estos expertos, encabezados por un grupo de psicólogos de la Brigham Young University que han acuñado el concepto, la “edad adulta establecida” es un paso intermedio posterior a la juventud. Se afrontan los mayores retos vitales (convivir en pareja, formar una familia, luchar por crecer laboralmente), se goza además de una salud excelente como nunca antes a esas edades, pero no se tiene la estabilidad con que se afrontaban antes todos estos retos. Y eso, bajo una perspectiva obsoleta del ciclo vital, solo genera frustración y estrés.

Conjugar el cuidado de los hijos con la asunción de responsabilidades en el trabajo, más cuando la mujer ha entrado ya de lleno en la carrera laboral, es motivo de enormes tribulaciones que nunca antes se habían producido. Por eso, una vez aliviadas estas tensiones, se podría hablar, según estos expertos, de acceder a la mediana edad a partir de los 45 años. Tal vez marcar una nueva base teórica sea un primer paso necesario para que los ‘millennials’, y también el resto de generaciones, sepan ubicarse en el nuevo mapa vital

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