Jóvenes sin vivienda

Jóvenes sin vivienda

Jóvenes sin vivienda

Los jóvenes están llegando a la edad madura sin acceso a una vivienda ni opciones alternativas de obtener patrimonio, y eso compromete su futuro.

Un 48,5% de los españoles entre 18 y 35 años considera que su capacidad de ahorro a largo plazo es mala o muy mala, según revela un reciente informe del centro de políticas económicas EsadeEcPol, el think tank de la prestigiosa escuela de negocios. Esto, unido al encarecimiento disparado de la vivienda en España, hace que a los jóvenes les resulte imposible acceder a una vivienda en propiedad e incluso alquilar un espacio digno para emanciparse. De los encuestados por EsadeEcPol, un 27% califica su capacidad de ahorro como “muy mala” y solo un 7,4% considera sus circunstancias económicas muy buenas. España está pasando rápidamente a ser un país de jóvenes sin vivienda.

“El tránsito a la vida adulta para las generaciones nacidas entre 1980 y 2005 ha estado marcado por múltiples crisis económicas y sociales”, señala el informe. Nuestro país presenta una de las edades de emancipación más altas de Europa, que según Eurostat ha superado ya la barrera de los 30 años de edad, y casi todos los casos de salida del hogar familiar se producen en régimen de alquiler (en muchas ocasiones en pisos compartidos) y muy pocas en régimen de compra. “De mantenerse esta tendencia, las siguientes generaciones estarían llegando a su edad madura en unas condiciones de ahorro, estabilidad y tenencia de capital peores a las anteriores”, subraya el think tank en otro informe previo centrado en el mercado de la vivienda entre los jóvenes.

La siguiente progresión es ilustrativa. En el año 2004 había en España un 7% de jóvenes de entre 20 y 25 años con casa propia; entre los jóvenes de 26 y 30 tenían casa un 30%; entre los de 31 y 35 años tenían casa un 57%. Quince años después, en el año 2020, las cifras respectivamente eran un 3%, un 14% y un 33%. El desplome es de aproximadamente la mitad.

Ángel Martínez Jorge, autor del citado informe Cómo España está dejando de ser un país de propietarios entre las nuevas generaciones, advertía de los riesgos de retrasar la edad de emancipación y negar a los jóvenes la posibilidad de acceder al patrimonio de una vivienda en propiedad: “Esto tendrá innumerables repercusiones en las próximas décadas en toda clase de ámbitos: natalidad, ahorro, mercado laboral, desigualdad, mercado de la vivienda, etcétera. El hecho de llegar al ecuador de tu vida con la casa pagada determina enormemente las decisiones que toman los hogares. Si esto se convierte en algo cada vez menos común solo podemos esperar un cambio en la manera de actuar de los agentes económicos”.

Es una realidad que los españoles, en el último siglo, hemos ahorrado e invertido mayoritariamente a través del mercado inmobiliario. Según el Banco de España, el patrimonio neto de las familias españolas tiene un valor mediano de 122.000 euros y un valor medio de 269.000, patrimonio conformado abrumadoramente por los activos inmobiliarios, tanto primeras residencias como segundas. Por lo general, los españoles no tenemos más patrimonio que ese, y no es cosa menor: tener una vivienda en propiedad es el salvavidas económico de millones de familias.

“Que los jóvenes no se patrimonialicen a través del mercado inmobiliario no tendría por qué ser preocupante si lo hicieran por otras vías, pero no parece que esté siendo el caso: la riqueza bruta mediana de los menores de 35 años apenas alcanza los 43.000 euros (cuando hace una década alcanzaba los 166.000 euros) y la riqueza neta mediana se reduce a menos de 24.000 euros (cuando hace una década era de 72.000 euros)”, señala el economista Juan Ramón Rallo.

Hoy las familias españolas dedican un 38,9% de su renta a comprar una vivienda, diez puntos más de lo recomendado, según los datos actualizados (segundo trimestre) del Banco de España. Este esfuerzo es el mayor desde el año 2011 por la fuerte subida de los tipos de interés. El esfuerzo de rentas ha escalado un 7% en un año y amenaza con seguir subiendo.

«La raíz del problema se encuentra en la fragilidad de nuestro mercado laboral, en la escasa capacidad de ahorro, imprescindible para el acceso a la financiación hipotecaria y en la falta de ayudas públicas. De ahí el auge del alquiler en los últimos años, y también de los precios», dice Jesús Duque, vicepresidente de Alfa Inmobiliaria, al portal Idealista. Lo mismo opina Sandra Daza, directora general de Gesvalt, una de las grandes tasadoras de España, en El Confidencial. Daza exige a la administración pública medidas estructurales para facilitar el acceso a la vivienda en España especialmente a los jóvenes, quienes formarán los hogares del futuro y son incapaces de tener un proyecto de vida con los precios tanto de compra como de alquiler disparados. Y eso según la experta no se debe solo a los precios, sino a la enorme precariedad laboral.

“Construir una capacidad significativa de alquiler social llevará tiempo, pero es fundamental comenzar este proceso lo antes posible. Cuanto antes empecemos a abordar el problema, antes alcanzaremos los niveles deseados de vivienda asequible para las familias necesitadas”, recomiendan desde EsadeEcPol, y abriendo el foco afirman: “Las políticas de bienestar deberían modificarse de manera acorde, especialmente las tres que ocupan ahora mismo los esfuerzos del actual gobierno: el acceso a vivienda de alquiler, la regulación laboral y la sostenibilidad del sistema de pensiones”. Se trata sin duda de uno de los asuntos fundamentales para el bienestar social de las próximas décadas.

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